El golfista catalán Pablo Larrazabal ha concedido una entrevista esta semana al periódico Mundo Deportivo de Barcelona en la que se ha referido a su situación personal, a la actualidad del golf, y por supuesto, a la gran estrella de este deporte, a nivel mundial, el vizcaíno y embajador del Athletic Club Jon Rahm. Al que Larrazabal considera que en general no se le da en la prensa española el tratamiento adecuado para una estrella como es Rahm, que a menudo es el número uno mundial del ranking. El asunto es que el golfista de Barrika se centra principalmente en Estados Unidos. Es allí donde vive el deportista vasco y donde es uno de los jugadores más conocidos.
En su espectacular, currículum, Jon atesora ya 19 victorias en su carrera en todo el mundo; entre ellas, dos majors: en 2021, en el US Open en Torrey Pines y una victoria en el Masters de Augusta a principios de este año 2023.
Es actualmente número dos en el ranking mundial de este deporte, después de haber sido número uno durante 52 semanas. El PGA Tour es la plataforma más grande y visible en golf, con un alcance global de más de 5.700 horas de retransmisión, 220 países y 111 millones de espectadores únicos en 2022, según Nielsen.
"Al final Jon, desgraciadamente, juega en Estados Unidos. No es que le hayamos echado pero sí que él ha echado raíces en otro país y aquí no se le valora como debería. En el golf parece que si no ganas no triunfas. Tras Seve Ballesteros y Txema Olazabal, Jon Rahm es la siguiente súpermega estrella que hay y habría que valorarla mucho más desde los medios de comunicación y en la sociedad que tenemos hoy día", aduce el jugador de Barcelona.
"Por ejemplo, Sergio García fue el número dos del mundo al igual que Txema Olazabal. En España solo habido dos números unos mundiales y tres dobles ganadores de 'majors'. Sí, es cierto que Sergio coincidió con Tiger Woods mientras que Jon no tiene una súper figura delante, pero en España no valoramos como país, lo que vale ahora mismo Jon Rahm. En el golf no se gana a menudo y es muy complicado jugar cada semana contra 150 rivales", dictaminaba Larrazabal.