Se empezó a realizar en los años 50, pero cada año está más de moda en Noruega. Se trata del Death Diving o, mejor dicho, como el mejor planchazo en la piscina desde un trampolín. Sí, has leído bien, mientras más 'saco de papas' seas, más puntos sumarás. Nada que ver con esos cuidados saltos que deja la natación.
Hace unos días se celebró el XI Campeonato Mundial de Death Diving (Dødsing, como se lo llama en noruego), dejando las espectaculares imágenes habituales en cada salto desde el trampolín, que está situado a 10 metros de altura. Kim-André Knutsen se proclamó campeón en esta ocasión.
Para participar en este curioso sorteo, necesitas tener, además de control corporal, una gran dosis de valentía para aguantar el tremendo dolor cuando tu cuerpo golpea con el agua. El ganador se lo lleva todo y el honor es enorme en su ciudad y país.
Son muchos los datos que los jueces tienen en cuenta para valorar la puntuación de los participantes: la velocidad de la caída, las acrobacias, el grado de dificultad, la entrada en el agua y la salpicadura son las claves principales. Por supuesto, es esencial que esta acrobacia le entusiasme al espectador.
Como se puede ver en la tabla inferior, los seis primeros clasificados del Death Diving estuvieron bastante igualados, habiendo tan solo cuatro diferencias entre el primero y el sexto. Kim-André Knutsen, el héroe de esta edición con 48 puntazos.