Miles de neozelandeses se congregaron en la ciudad de Auckland para darle el último adiós a la legendaria estrella del rugby Jonah Lomu, quien falleció a mediados de mes a los 40 años y será enterrado el martes."El fue un gigante y deja un enorme vacío en el rugby y en la vida de sus amigos y familiares, pero su legado de humanidad, perseverancia e integridad perduran", dijo el presidente de la World Rugby, el francés Bernard Lapasset, en esta ceremonia celebrada en el estadio Eden Park.
El paso del féretro por el estadio, seguido de una comitiva en la que estaban la viuda de Lomu y sus dos hijos, fue acompañado por los cánticos y bailes de guerreros con sus lanzas que representaron el tradicional ritual maorí del haka.
El féretro fue llevado por Jerome Kaino, John Mayhen y Michael Jones, de la selección de rugby de los All Black, así como Manu Vatuvei, Frank Bunce y Dylan Mika, del equipo de los Warriors, según la emisora Newstalk.
Muchos de los familiares de Lomu que asistieron a la ceremonia, a la que seguirá un entierro mañana de carácter privado, vistieron camisetas con la imagen del emblemático helecho plateado, aunque con una de sus hojas desprendiéndose de él, o bien llevaban inscritos el número 11 que caracterizó al legendario jugador.
"Él quiso dar un aporte para que las vidas de las personas sean distintas y ciertamente lo hizo", expresó el primer ministro neozelandés, John Key, en un vídeo, al destacar también las obras de caridad que hizo Lomu en su corta vida.
Lomu irrumpió como jugador en el Mundial de 1995, donde llegó pocos meses después de debutar con 19 años con Nueva Zelanda, el más joven en hacerlo en 90 años, y su actuación contribuyó a popularizar el rugby a nivel internacional.
En ese campeonato, que Nueva Zelanda perdió en la final con la anfitriona Sudáfrica, Lomu anotó siete ensayos, incluido uno contra Inglaterra que fue elegido como el mejor en la historia de los mundiales.
En total, Lomu logró 15 marcas en mundiales de rugby, el mejor registro de la historia hasta que fue igualado en la edición de este año por el surafricano Bryan Habana.