La Escuela de Rugby Madiba está llevando a cabo un proyecto en centros penitenciarios con el objetivo de reeducar a cerca de 40 internos, a los que brinda la oportunidad de apuntarse un tanto frente a la exclusión social a través del deporte.En 2009 Carlos Solla, funcionario de centros penitenciarios y entrenador y jugador de rugby, entró en el Centro de Madrid VII - Estremera para trabajar en una apuesta hacia el deporte aún más sólida y puso en marcha la Escuela de Rugby Madiba.
El proyecto se aprobó en 2011 y Solla empezó a trabajar con un grupo de unos 20 o 30 internos. A día de hoy han pasado por este proyecto más de 600 reclusos.
Actualmente unas 40 personas participan semanalmente en los entrenamientos que tienen, además de una función deportiva, una labor reeducativa, a través de la cual se inculcan los valores que caracterizan al rugby: "respeto, solidaridad, disciplina y compañerismo", cuenta Solla.
Uno de los reclusos se explica así: "El rugby es una parte muy importante de nuestra vida en prisión. Nos apoyamos los unos a los otros tanto dentro como fuera del campo".
Los resultados de este proyecto empiezan a salir; "un interno obtuvo el tercer grado después de que el club XV Hortaleza se interesase por él. El equipo le ayudó a encontrar un empleo que aún mantiene" explican desde la Escuela Madiba.
Otro caso se dio con un preso a quien el juez adelantó el tercer grado a condición de que entrara a formar parte del Club de Rugby Ingenieros Industriales de Las Rozas. No obstante, la falta de recursos es una gran barrera. En este caso, la economía no permite al reo desplazarse cada día al centro tras los entrenamientos por lo que no es posible aún su integración con el grupo.
El equipo de la escuela tenido la oportunidad de jugar partidos con clubes de las Federaciones Madrileña y Española que se han desplazado hasta el centro penitenciario.
Sin embargo, su actividad no pasa sólo por los entrenamientos y los partidos amistosos, sino que también participan en encuentros o torneos que tienen lugar fuera de los muros de prisión, como ocurrió recientemente en el Seven de Cisneros.
"La iniciativa de Carlos Solla es admirable y creemos que debe llevarse a más ámbitos, superar todas las barreras y ayudar a todos quienes lo practican a superarse, a ser mejores cada día", aseguran desde la Fundación Cisneros.
"Son un ejemplo en todo, desde la iniciativa de Carlos, hasta el encomiable esfuerzo de los chicos que, desde la cárcel y con inmensas limitaciones de recursos, aprenden y disfrutan del rugby. Los que tuvimos la oportunidad de verlos entregarse al juego, combinando los aspectos lúdicos, recreativos y competitivos, hemos sentido una vez más, lo grande que es este deporte", insiste la Fundación.
Esta actividad de introducir el rugby en los centros penitenciarios ya se lleva a cabo en muchas partes del mundo, como en Sudamérica donde está también en auge y con excelentes resultados.
Patricia García, jugadora de la selección española de rugby 7 pondrá en marcha, cuando finalicen los juegos, su nuevo proyecto 'Rugby Libre' en los centros penitenciarios sudamericanos.