Cientos de aficionados del rugby dieron hoy en Pretoria su último adiós al legendario excapitán de los Springboks Joost van der Westhuizen, fallecido el lunes tras serle diagnosticada una enfermedad neuromuscular degenerativa en 2011.Familiares, amigos, políticos y antiguos compañeros de profesión participaron también en la emotiva ceremonia, que tuvo lugar en el estadio Loftus Versfeld de la capital sudafricana, donde juegan sus partidos los Blue Bulls, con los que jugó Van der Westhuizen.
Entre ellos se encontraba el mítico exjugador François Pienaar, que junto a Van der Westhuizen ganó en 1995 la Copa del Mundo con Sudáfrica ante Nueva Zelanda, en una final histórica en Johannesburgo en la que el fallecido medio melé neutralizó al astro neozelandés Jonah Lomu.
Junto al ataúd cubierto con la bandera sudafricana, Pienaar y uno de los hermanos de Van der Westhuizen, Pieter, recordaron el carácter de un luchador incansable, primero en el campo y más tarde fuera de él al plantar cara a la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que acabó con su vida.
Sobre el césped del Loftus Versfeld estuvieron también varias víctimas de esa enfermedad, por el momento incurable, que siguieron desde sus sillas de ruedas el funeral.
Van der Westzhuizen dará nombre a una unidad para tratar enfermedades neuromusculares que se inaugurará en breve en el hospital Chris Hani Baragwanath de Soweto en Johannesburgo.
Entre 1993 y 2003, Van der Westhuizen fue seleccionado en 89 ocasiones por los Sprinboks, un récord que no fue batido hasta 2007 por su compatriota Percy Montgomery.
Nacido en Pretoria en 1971, el histórico medio melé de los Springboks sumó durante su carrera 38 ensayos, y está considerado uno de los mejores jugadores del mundo de la historia.
Van der Westhuizen se movía en silla de ruedas y precisó en los últimos días de respiración asistida.
El jugador de rugby no dejó de aparecer en público y convirtió su lucha contra la enfermedad en un ejemplo de superación y coraje.
La ELA es una enfermedad neuromuscular que suele evolucionar en una parálisis completa. Su origen es desconocido en el 90-95 por ciento de los casos, y solo el 30 por ciento de los pacientes tienen una supervivencia superior a 5 años desde el momento del diagnóstico.