Lejos de prejuicios y al margen de estereotipos, el Autoconsa El Salvador, equipo femenino de rugby vallisoletano, ha obtenido la recompensa a su esfuerzo y dedicación a un deporte en el que España es una destacada potencia, con el ascenso a División de Honor que había rozado en varias ocasiones.
A la cuarta fue la vencida. Pero por detrás hay un trabajo de muchas personas, una entrega y lucha sin cuartel por avanzar en un proyecto que El Salvador comenzó hace 10 años y que, tras salvar diferentes obstáculos, ha logrado un objetivo ganado a pulso en cada entrenamiento y partido de la mano de su entrenador, Fran Carracedo.
Si ya resulta complicado abrir un hueco en el mundo del deporte siendo mujer, en el caso del rugby puede resultar incluso más complejo, al tratarse de una modalidad de mucho contacto, lejos de la tradicional imagen de delicadeza, fragilidad o debilidad con que se ha identificado a las féminas.
El Autoconsa El Salvador es un ejemplo de lucha, de no ceder en el empeño de conseguir una meta que parecía una odisea hace años, pero que se ha convertido en un hecho tangible gracias a la labor de muchas personas que están en el club vallisoletano, empezando por la exjugadora María Morán, la única directiva.
El presidente de la entidad blanquinegra, Santi Toca, ha reconocido este lunes, durante la recepción al equipo por parte de la Diputación de Valladolid, que supone "un hito histórico" el ascenso a la máxima categoría del rugby nacional después de haber superado "muchas adversidades". Una de ellas es conseguir patrocinadores, un lastre que afecta a la mayor parte de los equipos femeninos, ya que la repercusión en medios de sus partidos no es la misma que la de los equipos masculinos, aunque la sociedad va demandando, cada vez más, retransmisiones de ligas femeninas, como sucede en balonmano, baloncesto o rugby.
La capitana del Autoconsa El Salvador, Raquel García, es consciente de que se sigue pensando que el deporte femenino "no es rentable económicamente", ya que cuenta con un menor número de aficionados, pero es algo que "va cambiando" y, "según aumente el número de seguidores, atraerá a más mecenas al deporte femenino".
En su caso, aclara que el Club "sabe perfectamente lo que ha costado conseguir este ascenso" y el equipo se ha sentido "apoyado e impulsado, sobre todo en los momentos más complicados, tras haber perdido una final y estar hundidas", lo que le ha permitido "hacerse más fuerte y crecer".
Afortunadamente, cada vez resulta más difícil encontrar detractores, "personas ignorantes" que viven ancladas en el pasado y que siguen pensando que las mujeres no pueden realizar ciertas cosas, y lo bueno es que el rugby empodera aun más, porque aúna estrategia, inteligencia, fuerza e intensidad. Pero sobre todo, porque es un gran deporte de equipo, en el que las jugadoras forman una familia y en el que la adrenalina aporta el impulso necesario para no cejar en el empeño de seguir escalando cumbres: la siguiente, lograr el título de División de Honor, para lo cual El Salvador, seguirá dando pasos adelante.