Elisa Aguilar se retiró del baloncesto en 2013, justo después de lograr el oro en el Europeo de Francia con la selección española. Pero dejó sólo las pistas. Los títulos, de los que había sido coleccionista como jugadora, le siguieron llegando como directiva. Tras ser directora de Competiciones de la Federación Española de Baloncesto en los últimos años, es desde hace dos meses la primera presidenta de la FEB en sus cien años de historia. Su currículum deportivo y el que seguirá engrosando al frente de la institución merecen de sobra el reconocimiento de ElDesmarque en la I Gala de Premios Desmarcadas.
Elisa Aguilar López (Madrid, 15 de octubre de 1976) ha sido, con creces, una de las grandes jugadoras de baloncesto de España. La base madrileña debutó a los 16 años y emigró a la estadounidense Universidad George Washington para completar su formación. Más tarde volvería al baloncesto norteamericano al máximo nivel, ya que ha sido una de las pocas deportistas españolas en jugar en la WNBA, donde militó una temporada en las Utah Starzz. A su vuelta a España comenzó a acumular títulos y se retiró como campeona de Europa con la selección española. Ahora, se ha convertido en la primera mujer en presidir la Federación Española de Baloncesto.
Elisa Aguilar no tuvo límites. Tras sus tres primeros años como profesional en España decidió probar suerte en la Universidad de George Washington. Allí superó los 1.000 puntos y las 300 asistencias. Se colgó el título de rookie del año y formó parte del All Stars de las ligas universitarias. Más tarde, tras un breve periplo en Canarias, volvería a Estados Unidos para romper moldes jugando en la WNBA. Regresó a España para vivir una de las etapas más exitosas de su carrera de la mano del Ros Casares Valencia, donde ganó todos los títulos nacionales a lo largo de sus nueve años en la capital del Turia.
El éxito la acompañó hasta la selección española. Tras las medallas de bronce en los europeos de 2001, 2005 y 2009, y una plata de por medio en 2007, además de otro bronce mundial en 2010, llegaría su coronación en 2013. La ciudad francesa de Orchies vio cómo la 10 de España se colgaba del cuello la medalla de oro tras vencer en la final a la selección anfitriona. Fue el culmen de su carrera. Aquel día se retiró. Diez años más tarde, saldría elegida como la máxima representante del baloncesto español a nivel institucional.