Alfonso, el 0-3 en el Sánchez-Pizjuán y la exigencia de Serra: "Pidió machacar más"

Una ciudad que late al ritmo de dos corazones, con familias y barrios divididos pero con una pasión compartida. Llega el gran derbi a la capital hispalense. Una semana en la que se reanuda LaLiga Santander, con el aperitivo más dulce del campeonato. Sevilla FC y Real Betis se ven las caras en el Sánchez-Pizjuán, en la que será una página más —pero no cualquiera— de la historia de los derbis sevillanos.

Este tipo de partidos esconde un sinfín de historias, anécdotas y partidos para el recuerdo. En ElDesmarque queremos recordar, de la mano de Banco Santander, #HistoriasDeDerbi como la de la temporada 96/97, donde el Real Betis de Serra Ferrer asestó un golpe durísimo en casa del eterno rival.

Uno de los nombres propios en aquella gesta fue Alfonso Pérez Muñoz. El ariete anotó, tras un recorte dentro del área, el 0-2 que ponía tierra de por medio. Antes abrió Alexis el marcador desde los once metros y después lo haría Olías, poniendo la guinda a una noche mágica. En el vídeo superior nos lo cuenta el madrileño.

El gesto que acabó en pegatinas

Así la recuerda Alfonso Pérez: "Ha sido de los pocos partidos que se ganaba contundentemente en el Sánchez-Pizjuán. Aquel partido fue muy importante y lo ganamos siendo muy superiores. Recuerdo el gol que metí, la celebración hacia los aficionados y hasta ese gesto, que lo hicieron en pegatinas. Pero recuerdo más el gol de Olías con la derecha por la escuadra que el mío. Para nosotros ganar en el Sánchez-Pizjuán fue importante. Es un partido en el que se juegan más que tres puntos. No estábamos acostumbrados a salir muy bien parados en los derbis".

La anécdota con Serra Ferrer

Si algo caracterizaba a aquel Betis era el gen ganador. Una característica insuflada por Serra Ferrer, que quiso más aquel día. "En el vestuario, a pesar de la alegría, el míster como exigente que es quería haber ganado con más contundencia. Ganar 0-3 ante un Sevilla en su campo es más que buen resultado, pero sí es verdad que pudimos machacar un poco más al rival. Él entró un poco así, es más de ser exigente, y nosotros más contentos evidentemente", relata Alfonso.

"Creo que en el fondo él también estaba muy contento y era más su imagen de entrenador exigente y de decir que podíamos haber hecho más goles en los últimos minutos. Pero estábamos más contentos que unas castañuelas".

Un triunfo que permitió a la plantilla quitarse un peso de encima. Y es que en esto de los derbis la presión juega un papel diferente: "Se habla mucho de estos partidos durante toda la semana, con entrevistas, fotos, tertulias... Lo único que quieres es que llegue el partido porque la semana se hace muy larga. Lopera también vivía la rivalidad de otra forma diferente y cuando llegan este tipo de partidos y ganas... parece que te quitas un poco el mal sabor de boca".