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Europa no admite piedad

Europa no admite piedad

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Con perdón no hay ambición. La del Real Betis, que es meterse en los puestos continentales, se desdibuja después de encadenar su sexto empate consecutivo. Ante el Real Valladolid tuvo demasiada piedad y estar en Europa no la admite. Cuando se tiene al rival tumbado en la lona noqueado, hay que ‘matarlo’. Todo lo que no sea eso trae complicaciones en LaLiga Santander. Y tristeza.

El Real Betis se fue triste de Zorrilla. Con un punto, pero tremendamente triste. Y la afición, desesperanzada, porque ve su gran ilusión desvanecerse cuando parecía un objetivo legítimo. Demasiadas facilidades para los enemigos que pelean por lo mismo, demasiadas segundas oportunidades para los que fallan.

Conforme ha llegado la hora de jugarse las papas, este nuevo Real Betis de Pellegrini parece haber visto difuminarse sus virtudes ofensivas en beneficio de las defensivas. El chileno hizo lo más difícil, reconstruir la solidez de un bloque anárquico y por momentos desconectado, pero en los últimos partidos ha perdido esa chispa que al final le hacía llevarse los partidos. Llegado el momento de la verdad, el Betis se ha desinflado.

El miedo escénico a Europa

Le crean pocas oportunidades, las mismas pocas que origina. Antes  metía más de las que encajaba; ahora, ni eso. Aun así, tuvo el partido a merced para romper la racha de empates y afianzar el sueño. En la primera parte, en una jugada personal de Aitor Ruibal, y casi. Otra en el inicio de la segunda parte y para adentro, de nuevo Aitor. El cuadro verdiblanco, al que Europa amenaza con haberle inculcado el miedo escénico, gritó de pronto aquí estoy yo cuando más lo necesitaba. A pesar de ello, el grito volvió a quedarse ronco.

La ristra de empates empieza a pesar en la mochila. Las espaldas de este nuevo Betis no son tan anchas. En la primera parte, se plantó frío y cerebral ante un Valladolid que se jugaba la vida. Aguantó estoico el ir y venir de un partido abierto en canal. Cuando volvió del descanso, era otro Betis, el mismo que se ha ganado de pleno derecho creerse sus aspiraciones continentales.

La ambición volvió a calzarse en las botas de los hombres de Pellegrini, cuyo verbo debió de fluir convincente en el vestuario. No sólo puso el marcador en franquía, sino que pudo haberlo sentenciado con dos o tres contras sólo faltas de colmillo y repletas de piedad. Y la piedad es mala compañera. Cuando se perdona tanto…de un triunfo encauzado, a un final acojonado.

Volvió la ida y vuelta al partido, y volvió la inquietud de ver alejarse Europa a base de empates. Pellegrini intentó revitalizar ilusión de los suyos con los cambios, quizá demasiado tarde. El Real Valladolid, en coma durante un cuarto de hora, había recuperado la vida y también tuvo sus oportunidades de llevarse los tres puntos. O vuelve el instinto asesino en los cuatro partidos que restan o la piedad va a acabar matando la ilusión de los béticos.

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  1. ER MARI

    No me parece objetivo este artículo, la Real perdió con el Huesca ¿también están desperanzados y tristes?, el Villareal perdió la semana pasada con el Osasuna ¿también están desesperanzados y tristes?. Es más, creo que este artículo persigue ocultas intenciones, tiene un enfoque negativo y crítica destructiva, dejando al lado la imparcialidad debida de un buen periodismo y, por qué no decirlo, la obligación de la prensa local de aportar y no de restar.

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