Sangre, sudor y Rubén

El Betis ha logrado vencer este domingo al Numancia en el Benito Villamarín y logra por tanto el pleno de puntos en las dos primeras jornadas, seis de seis. El equipo de Julio Velázquez jugó un muy discreto encuentro, en el que sudó lo suyo para ganar, por el sufrimiento y por el calor, en el que se dejó la sangre, de Molinero, y un cambio, y en el que brilló, casi únicamente, Rubén Castro, que hizo los dos goles, el segundo de penalti.
Son esos tres puntos lo más valioso que saca el conjunto verdiblanco de su primer partido en el Villamarín, porque el resto fue bastante discreto. El partido fue, en líneas generales, malo, salvo un buen inicio que acabó difuminado. Ante un rival 'made in Segunda', como el Numancia, menos amigo del toque que el Sabadell y más de los codos y la dureza, los heliopolitanos no tuvieron una fórmula para llevar el partido a su terreno, para mandar. De hecho, salvo una buena jugada en el primer gol y un penalti a Renella en la segunda mitad, en ataque prácticamente no conectó. Y esa es una de las carencias de este equipo, que apenas conecta, que sus buenos jugadores entran poco en acción, casi siempre porque el mediocampo anda demasiado lejos de su ataque y porque entre Xavi, Lolo, Nono y Matilla pocas veces generan fútbol, más allá del plano y el evidente. Por ahí debe pensárselo Velázquez, a lo mejor los mismos jugadores dispuesto de forma diferente dan mejor resultado.
Esa una carencia, pero la principal a día de hoy está en la línea de retaguardia: Adán no anda fino, Jordi sigue teniendo lagunas importantes y falta ajuste de espacios entre los defensores. Este domingo, el Numancia le complicó la vida al Betis en un saque de banda y en unos malos marcajes. Con todo, gana el Betis, que en muchos partidos podrá sumar sin jugar bien, pero para cuando vengan duelos de más trascendencia deberá ofrecer más de lo visto ante el Numancia.
No empezó mal el Betis. Triangulando, tocando y mandando. Lo merecía el ambiente del Villamarín. Los béticos, pese al calor, sacrificaron dos horas, muchos al sol, para acompañar a su equipo en estos primeros pasos en la categoría de plata. Y ese primer y fuerte arranque verdiblanco fue refrendando pronto por el de siempre, por Rubén Castro, que se quedó solo ante Ribas y no falló. Pero no sería justo darle solo el mérito al canario, pues la asistencia, porque así fue, para dejarlo solo, llegó de las botas de Cejudo, un futbolista que puede llegar a ser vital para este equipo. Tras ese gol el Betis o contemporizó o se dejó ir al verlo demasiado fácil. Casi a renglón seguido pudo y debió de hacer el segundo Molina solo ante el meta del Numancia. El caso es que, aunque tuvo más ocasiones, empezó a perder fuelle poco a poco, empezó a perder la pelota, y como causa o consecuencia el centro del campo empezó a perder presencia. Matilla, Xavi y Lolo entraban poco en contacto con la pelota. Esa tendencia se incrementó de forma exagerada con el empate soriano, un tanto achacable a errores por fases. Primero el de no defender bien un saque de banda, segundo no evitar una segunda jugada, y tercero no tapar el remate de Palanca (Álex Martínez) y salir a destiempo propiciando el gol (Adán). Está claro que ni el meta ni la defensa ha arrancado bien la temporada, y a día de hoy ese es el mayor lastre bético, y en grandes proporciones porque cuestan goles.  
Por si fuera poco, el tanto puso más nerviosos a los jugadores béticos, que ya se derritieron conforme avanzaban los minutos y la temperatura. El Betis no generaba fútbol e incluso permitió crecerse al Numancia, que gozó de alguna que otra ocasión. Eso sí, la más importante fue de Xavi Torres en un saque de esquina. La estrelló contra el larguero. A la poca continuidad en el juego del Betis ayudaron además los cambios de Álex Martínez y Molinero, los dos laterales. El primero por lesión, el segundo por surrealismo, pues fue suplido por faltar camisetas tras haber manchado dos de sangre. Lolo Reyes se desplazó al lateral derecho y cumplió de forma aseada.
En la segunda parte el Betis pretendió recuperar el mando del encuentro, reencontrarse con la pelota, mejorar y llegar con más claridad a la portería rival. Pero tampoco lo consiguió. Sí tuvo más la pelota, pero en zonas demasiado inocuas, sin sorpresa ninguna. Al menos, eso sí, mantuvo al Numancia alejado de la portería de Adán, al que solo veía en jugadas a balón parado.
Mejoró algo, con Cejudo como uno de los pocos con fútbol en la cabeza, el equipo bético y logró su gol, en un penalti a un Renella que mejoró en mucho a Molina. Pero fue una de las pocas acciones fluidas, de fútbol, del Betis, esa y alguna otra con intervención directa de Rubén Castro, que a día de hoy sigue siendo el que saca las castañas del fuego y el que mete puntos en el zurrón del casillero. Alguno más debe sumarse para mejorar este Betis, que suma seis puntos pero que debe sumar muchos más aspectos.