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Relajación, susto y alivio

Relajación, susto y alivio

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Los jugadores del Sevilla celebran un gol en Akhisar.
Los jugadores del Sevilla celebran un gol en Akhisar.

El Sevilla vuelve vivo de Turquía. Y esta afirmación, casi insidiosa en otro momento, es un auténtico alivio tras superar y sufrir el partido ante el Akhisarspor, el mismo equipo al que en el Sánchez Pizjuán hace 15 días goleó por 6-0.

El conjunto nervionense sacó adelante el partido con un gol de penalti en los últimos minutos, cuando hacía tiempo que ya jugaba con diez futbolistas. Y llegó a ese punto de tensión y sufrimiento porque durante el partido, y a pesar de colocarse 0-2 en la primera mitad, jugó con un exceso de confianza total, con un exceso de relajación exagerado y con un ritmo que hasta al Akhisarspor le resultó asequible. Jugadores prácticamente andando hasta que se complicó el partido, futbolistas que en lugar de reivindicarse confirman día a día su bajo rendimiento y otros que aún no están para entrar en el once inicial, aunque se les espere, esos fueron los condimentos para que el Sevilla pasara de un 0-2 a un 2-2 y se viera con un hombre menos casi toda la segunda mitad. Finalmente, una buena acción del Mudo, que despertó a tiempo, y el penalti transformado por Banega permitieron al Sevilla respirar y poner el rumbo a la siguiente ronda de la Europa League, ya que con un empate en Lieja estaría clasificado.

Pablo Machín recurrió para el partido a una fórmula mixta entre jugadores del plan A, jugadores del plan B y jugadores que necesitan minutos tras salir de sus respectivas lesiones. Entre los primeros estaban, además de Vaclik, Sergi Gómez, Banega y el Mudo. Entre los segundos, Gnagon, Nolito, Muriel... Y entre los terceros Amadou, Escudero y Aleix Vidal, principalmente.

Era una fórmula aparentemente más competitiva, por ejemplo, que en la Copa ante el Villanovense, pero sin demasiado desgaste. Porque en cuanto el partido arrancó fue una evidencia que el Sevilla sintió que jugando al tran tran, andando literalmente en muchas fases del encuentro, podría sacar adelante el envite. Los teóricos titulares se tomaron el partido como una pachanga, y el ritmo de Banega o el Mudo estaba bajo mínimos. Pese a ello los primeros saques de esquina ya adelantaron que el Sevilla iba a contar con ocasiones con relativa facilidad. Como hizo en el Sánchez Pizjuán, sin ir más lejos. Y no tardó el equipo nervionense en adelantarse con un gol de Nolito a pase de Muriel, dos jugadores que intentaban reividicarse en este encuentro. Con el tanto ya en el casillero, el partido se extremó en sus posiciones. El Sevilla jugaba cómodo, demasiado, y sentía que el partido estaba demasiado fácil, mientras el Akhisarspor se defendía y poco más.

Parecía todo de cara cuando Promes hizo una bonita y buena jugada que acabó con el gol de Muriel, el segundo del Sevilla, que presumía con acabar con el partido. Pero el desarrollo del encuentro iba a ser diferente.

Porque ante tan poca sangre, ante tan poco ritmo, cualquier acción puede cambiar el partido. Así ocurrió. En una jugada además que evidenció por cierto que la línea defensiva sigue teniendo fugas abundantes, ya sea por Amadou o por Gnagon. Manu, el delantero del equipo turco, se comió a los dos en una acción individual que recortó la diferencia en el marcador. Y casi en la siguiente acción el Akhisarspor se cobró un penalti a favor que además significó la segunda amarilla de Sergi Gómez. De un camino de rosas, a las espinas, y eso que el penalti se estrelló en el palo.

Pero con el 1-2, con un jugador más y superioridad, el conjunto turco ya se había subido al partido y a las barbas del Sevilla. Aprovechando además la debilidad defensiva de la zaga, con un Aleix que completó un partido nefasto, un Escudero aún falto de ritmo y dos centrales, los dos franceses, que no demuestran su nivel para estar en un equipo como el Sevilla, en el caso de Amadou como central al menos, pues en ese puesto da una de cal (Anoeta) y otra de arena, este jueves.

Con el cambio de Roque Mesa por Nolito, pareció el Sevilla estabilizar un poco el partido, pero ni la tensión del partido ni la apretura del marcador espabiló a los nervionenses, que siguieron jugando como si de un partido no oficial se tratara. Se traducía esa relajación en balones tontos perdidos, en controles imprecisos, en marcas laxas... como las del propio Aleix y Gnagon en el empate a dos.

Se ponía bastante feo el partido, con más de 10 minutos por delante. Pero entonces, y con diez, decidieron algunos jugadores sevillistas ponerse a jugar. Entre ellos el Mudo, que se inventó un doble regate para forzar un penalti que transformó Banega. Al menos, eso sí, los últimos minutos ya no se jugaron. Fueron sevillistas que, esta vez sí, controlaron lo controlable y agotaron el encuentro con los tres puntos en el bolsillo, tres puntos más sufridos de la cuenta pero tres puntos al fin y al cabo que dejan dos cosas claras. Que un punto en el próximo encuentro en Lieja pone al Sevilla en 1/16 de final. Y que la unidad B a día de hoy en el Sevilla está a años luz de la A.

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  1. Mjdg

    ‌a Gnagnom lo mismo se le puede esperar algo aún pero Muriel, Nolito y Vidal suenan a ex-futbolistas totalmente . Hay trabajo Caparros....

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