AVE Sevilla
AVE, Alta Velocidad España, así se llama el tren más rápido de España. AVE, saludo romano, latino, aún existente pero residual en partes de Europa, de Avere, estar bien, del latín. Elijan titular. El que más le guste. Porque los dos honran a este Sevilla. Lo honran porque el Sevilla ha tomado una velocidad en LaLiga Santander brutal. Tras empatar dos encuentros fuera de casa, alguno de ellos debió ganarlo, de nuevo vuelve al Pizjuán y saca adelante, de forma brillante en la segunda mitad, un partido que no era fácil. Ha cogido una velocidad de crucero bestial el equipo de Machín. Tanto que solo la aguantan el Barcelona y el Atlético de Madrid, que acaban la jornada en todo lo alto.
Pero también valdría saludar, recepcionar a este equipo, con un saludo de respeto, de honra. El Sevilla sigue en un momento espectacular, y se crece en momentos difíciles. El partido estaba peleado en la primera mitad, competido, equilibrado, pero en la segunda mitad el conjunto, de la mano de Banega, de Sarabia, de los dos delanteros, dio un salto cualitativo enorme, hasta dejar en la lona al Girona. El Sevilla acaba el año en casa con una nueva victoria en casa, en un Nervión que es una fortaleza, y tiene pie en las siguientes rondas de Copa y Liga Europa. Pues eso, AVE, Sevilla.
El partido prometía y consumó. El Sevilla y el Girona, dos equipos parecidos en planteamientos, en intensidad, en presión, ofrecieron un duelo de altos vuelos, de alto nivel y concentración. Ningún conjunto se sintió realmente cómodo, porque el rival encimaba, atosigaba. Quizás un poco de más control en el conjunto catalán, pero más llegada en el de Machín.
El caso es que el encuentro no resultaba ni mucho menos fácil para el equipo sevillista, que se encontró con dificultades para sacar la pelota limpia (Banega sucumbió ante la presión del Girona en varias ocasiones) y que casi vivía más del robo arriba cuando presionaba que de la elaboración. El equipo de Eusebio, por contra, tuvo algo más de control del juego, de forma alterna, pero tuvo menos remate. Era realmente un partido equilibrado en el que en cualquier caso el Sevilla pudo marcar en varias ocasiones de no ser por Iraizoz. Sarabia, Ben Yedder y hasta un Roque muy suelto, acertado, agresivo y con criterio. El canario, en posición más avanzada, participó más en el juego y en el robo, y muchas de las ocasiones locales vinieron directa o indirectamente por él.
Eso sí, el Girona también tuvo llegadas. Pedro Porro fue uno de sus mayores peligros y sus arrancadas se transformaron en llegadas al área con peligro. La mayor, en un pase de Portu que remató Stuani y Vaclik paró, voluntaria o involuntariamente, con la cara.
El partido estaba equilibrado realmente, igualado, competido, y así se marchó al descanso, igualado en el marcador y en casi todo.
Pero el Sevilla tiene acciones, estrategias, recursos y jugadores que son capaces de torcer un partido, de desequilibrarlo, de decidirlo. Antes de que llegaran los goles, en el campo hubo movimientos, cambios y matices casi imperceptibles que fueron decisivos, importantes. Uno de ellos, de Banega. El argentino, torpón y fallón en la primera mitad, retrasó unos metros su posición, cinco, seis... Y con ese movimiento desactivó la intensa presión del centro del campo del Girona. Y no solo eso, empezó a jugar con más calma, ya no estaba tan atosigado. Y claro, Banega con calma, hace mejor al Sevilla. El argentino hizo una demostración de cómo ser trascendente desde campo propio, siendo un pivote en el inicio del juego. Un balón suyo vertical superando líneas se lo brindó a Sarabia, que luego entre líneas se la dio a André Silva, que nuevamente lo hizo de cine para forzar un penalti que transformó el propio argentino.
Otro balón suyo, parecido, con la presión rota del Girona, de nuevo a Sarabia, originó el segundo gol sevillista, un auténtico golazo. Con la pared doble del madrileño. Primero con André, luego con Ben Yedder, para acabar marcando el madrileño con un gesto técnico de quilates, muchos.
Hubo muchas más jugadas como esas, en las que Banega recibía, Sarabia, André y Ben Yedder se escalonaban en el campo y activaban al resto del equipo. Se sumaban Roque, gran partido el suyo, Navas por la derecha, Escudero por la izquierda... En definitiva, se activó ofensivamente todo el Sevilla.
La segunda mitad fue, de hecho, totalmente sevillista. Salvo una llegada de Doumbia. Dio el do de pecho el conjunto nervionense y superó ampliamente al Girona, al que difuminó, al que diluyó, al que liquidó.
Este Sevilla cada vez va más en serio. En casa no tiene fisuras y crece y crece hasta seguir en lo más alto. Velocidad y respetos, AVE Sevilla.
