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¡Ametralladora SFC!

¡Ametralladora SFC!

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Ben Yedder celebra uno de sus goles en el partido entre el Levante y el Sevilla (David González).
Ben Yedder celebra uno de sus goles en el partido entre el Levante y el Sevilla (David González).

Una goleada así, un encuentro de Primera división a domicilio en el que el Sevilla es capaz de hacer seis goles es más que un espaldarazo, es más que un aliento, más que una dosis de confianza. Una goleada así es un ejemplo de lo que este Sevilla puede llegar a hacer, del arsenal que puede llegar a aprovechar, de la pólvora que atesora, como avanzó Machín. El equipo nervionense, que llegaba a Valencia entre dudas ligueras, se las sacó todas de encima con una espectacular victoria a domicilio, 2-6, ni más ni menos. Tan espectacular que es la primera vez que el Sevilla gana un partido de Liga en su historia marcando seis goles fuera de casa.

Una goleada que premió la apuesta del entrenador para este encuentro. Dispuso un equipo con muchísima presencia ofensiva, con dos delanteros, con dos mediapuntas, más Banega, para componer el equipo de mediocampo hacia arriba. Y casi todos los de arriba marcaron. Ben Yedder, el mejor, tres goles, pero también André Silva, también Sarabia. Marcaron y jugaron, porque tras un inicio algo dubitativo, el Sevilla se armó con su gente de arriba y se convirtió en una auténtica ametralladora que fusiló al Levante.

Ben Yedder actúa con más libertad junto a otro delantero, baja a recibir, combina y genera espacios y pases; él es mejor y hace mejores a sus compañeros de ataque

Habrá que ver si ese matiz en el sistema de Machín le sirve para siempre o se convierte en alternativa, pero lo evidente es que un equipo que tiene a André Silva y a Ben Yedder arriba tiene que aprovecharlos. Y eso sí tiene muchos visos de permanecer en el tiempo, más allá de cómo se pueda completar el centro del campo. Porque tener dos futbolistas, o tres, tener eficacia en definitiva arriba, tapa fugas, balancea desequilibrios y deja en anécdota las fugas defensivas del inicio del partido o incluso el penalti detenido maravillosamente por Vaclik para evitar la reacción local con 1-2. Cuando hay gol, todo brilla.

Carriço celebra su gol ante el Levante (Foto: Alberto Iranzo).
Carriço celebra su gol ante el Levante (Foto: Alberto Iranzo).

Dijo Pablo Machín en la previa del partido que tenía pólvora y tenía que aprovecharla. Vaya si la tenía y vaya si lo hizo. El técnico soriano aceptó variar y matizar su sistema, su patrón, su canon, para dar entrada a dos delanteros, André Silva y Ben Yedder, y para reformar las posiciones en el centro del campo. La reforma no dejaba de ser arriesgada, porque la medular que ponía en liza, muy ofensiva, era magnífica para jugar en campo contrario, pero menos fiable en el propio. Eso sí, Machín situaba, así de entrada, a cuatro futbolistas arriba, los dos delanteros más Vázquez y Sarabia, para dotar de munición una de sus armas, una de las características de sus equipos, el robo y la salida rápida. Cuatro defensas se veían casi siempre con cuatro futbolistas en la primera línea de salida de la pelota... y dos goles llegaron en robos.

Eso fue la parte buena, buenísima, del cambio del entrenador, que también tuvo bastantes fugas. Precisamente por lo antes anotado. El centro del campo sevillista no tenía un perfil sacrificado, ni un perfil de demasiado retorno. Y lo sufrió. Lo sufrió el Sevilla en los primeros minutos porque se sumaban muchos jugadores del Levante en ataque descolgados sin marca, porque las ayudas a los carrileros, en concreto a Aleix Vidal, no existían, algo que aprovechó Morales para hacer de su banda derecha una autopista.

El partido, un correcalles en la primera parte

Con líneas tan avanzadas del Sevilla, con tan pocas ayudas atrás, el partido se convirtió en un correcalles absoluto, con intensidad, eso sí. Entretenido, pero totalmente loco. Se explica pues que Ben Yedder marcara a los 11 minutos (robo de André, taconazo y asistencia de Sarabia), que Roger empatara a los 12, y que las oportunidades, por entonces más en la portería de Vaclik, se sucedieran.

Tantas llegadas originaron ocasiones, oportunidades, saques de esquina, faltas... y remates. El Sevilla volvió a desnivelar el encuentro en lo que sería el principio del mitin de Oier en la portería del Levante y la reivindicación de Carriço, titular y goleador de cabeza ante la media salida del meta.

Entre las idas y venidas también hubo un penalti, bastante absurdo de un Aleix que se veía superado en su costado, aunque intentaba mantener el tipo. Ahí a apareció también Vaclik para emerger y detener la pena máxima de Morales.

Con el resultado quizás caiga en el olvido, pero Vaclik paró un penalti con 1-2 que bien pudo cambiar el desarrollo del partido

Con el 1-2, el partido lo logró estabilizar algo más el conjunto de Machín, porque concedió algunos metros, juntó líneas y logró eliminar espacios. Se sintió mucho más cómodo el equipo, que además encontró más pelota en la medular, con Banega cogiendo presencia. Y además, a todo ello, sumó un nuevo tanto en el que todos lo hicieron de cine. Sarabia por robar en el centro del campo (dos contra dos en la salida del Levante, punto para Machín), conducir, aguantar y asistir. André Silva por cruzarse el campo, dar una opción de pase y con su desmarque facilitar la tarea y los espacios para sus compañeros. Y Ben Yedder porque la recogió y la metió, una vez más. Se hartaba el franco-tunecino, que completó su triplete al filo del descanso aprovechando un nuevo cante del otro protagonista del partido, Oier, este más llamativo aún.

André y Sarabia se suman a la fiesta

Esa primera parte liberó al Sevilla, lo desató. Si Machín quería pólvora, en el Ciudad de Valencia todo fue una traca. Y el arranque de la segunda parte, lejos de alentar a los locales, confirmó que el conjunto nervionense iba en alza. Con un pase largo los futbolistas sevillistas se quedaban solos ante el portero. Ocurrió con Sarabia, nada más arrancar la segunda mitad, aunque el tanto lo rematara André Silva.

Y poco después, un nuevo robo en la medular significó el sexto, de Sarabia, que bien se había merecido el tanto tras asistir en otros a sus compañeros anteriormente.

Con el set, llegó la ruleta de cambios, en ambos conjuntos. Pensando más en los próximos partidos que en el presente. Y eso es lo que le permite al Sevilla esta espectacular goleada, mirar hacia adelante, y con optimismo, aunque el próximo rival sea el Real Madrid. Además, tiene un argumento de peso, el gol. En el equipo lo hay, ha quedado claro.

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