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¡¡¡SEVILLA, ERES LEYENDA!!!
Dnipro
2-3
Sevilla FC

¡¡¡SEVILLA, ERES LEYENDA!!!

DMQ
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Álvaro Ramírez

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No hay equipo como el Sevilla, no hay más campeón que el Sevilla, no hay afición como el sevillismo. No hay más tetracampeón que el Sevilla. El equipo más grande de esta Europa, de la Europa League, el mejor equipo de la historia de la competición, ahí es nada, se ha coronado como el auténtico rey del Continente este miércoles en Varsovia. Una vez más, el Sevilla no juega finales, las gana. Y otra que ha ganado. Venció al Dnipro, con mucho sufrimiento, con mucho sudor, pero ganó, que es lo que hay que hacer en las grandes citas. Y se ha convertido en el equipo más grande jamás visto por los ojos blanquirrojos que han recorrido ya Europa de cabo a rabo. Incluso por aquellos que viajan y ven a su equipo hasta cuando sufren, recuerdo del campeón para ellos.
Este Sevilla es el campeón de todos, de los chicos, de los grandes, de los mayores, de los bebés, de los viejos, de los adolescentes, de España, de Europa, de todos los puntos. Este Sevilla es TETRACAPEÓN. Solo los ojos de los sevillistas pueden llorar esas lágrimas de felicidad.
Es tan magno lo de este Sevilla, es tan gigante, ten enorme, tan espectacular, que pronto pasará a los anales de las finales el partido disputado ante el buen equipo que es el Dnipro. Hizo sufrir, sudar, temer, pero el Sevilla lo volteó, como a todos los que se ponen enfrente. Y lo hizo con sus argumentos y con eterna competitividad.
Pronto avisó el Dnipro que sería un rival más complicado, más difícil y más entero de lo que decían su nombre y sus pronósticos. El equipo ucraniano no solo suele estar bien posicionado y armado en defensa, sino que en ataque tiene más de un jugador de mucho peso, mucha calidad y definitivo. Es el caso de Matheus, de mal recuerdo para el Sevilla porque además ya se la jugó al equipo hispalense con el Sporting de Braga, de Konoplyanka o de Rotan. Todos ellos hicieron bastante para que el Dnipro se plantara muy bien en el partido y para que, a los seis minutos, se adelantara en el marcador. Kalinic, el mismo que le ganó la pelota aérea a Kolo, fue el que remató el buen pase de Matheus al que no llegó Rico.
Apenas iban seis minutos y la final se ponía bastante cuesta arriba al Sevilla. Con todo, recibió el golpe con bastante aplomo. Tras unos minutos casi de lógica precipitación tras el tanto, empezó a jugar, y bien. De lado a lado, sin arriesgarla, con menos pérdidas, y con penetraciones sobre todo por la banda derecha de Reyes y Aleix Vidal. Tuvo de hecho, por fuera pero también por jugando dentro, varias ocasiones. Dos tiros salvados in extremis por los centrales ucranianos, de Aleix y Vitolo, y algún tiro alto con buena orientación de Reyes. El gol se hacía esperar pero el equipo de Emery jugaba con sentido, lo hacía con sus argumentos y con personalidad. Y además, en una jugada a balón parado, encontró el gol el Sevilla, lo encontró Krychowiak, el mejor del partido hasta ese momento. El tanto del polaco insufló los ánimos necesarios tras el 1-0. El Sevilla se rehízo y Reyes cogió todo ese ánimo, esos gritos desde la grada y todo esa reacción hispalense para transformarla en maravilloso pase en profundidad a Carlos Bacca, de esos que el colombiano no falla. En apenas cuatro minutos el Sevilla había volteado el partido y la grada se volvía loca. 
Y sí, la grada se volvía loca y disfrutaba, pero no debió relajarse el conjunto de Emery tanto como se relajó. Cuando apretó el Dnipro, sufrió el Sevilla. Sufrieron sus centrales, que perdían la batalla ante Rotan y Kalinic, mientras que Aleix Vidal y Tremoulunas hacían lo propio con Konoplyanka y Matheus. El caso es que los cuatro de arriba del Dnipro ponían en aprietos a los de rojo. Ya salvó una Sergio Rico con impresionante mano antes de que en un nuevo fallo la zaga concediera una peligrosa falta que Rotan se encargó de transformar, con la alianza del nuevo internacional Rico, algo lento en la reacción como espectacular en su anterior intervención. 
La primera parte dejaba claro que el Sevilla no podía ni debía echarse atrás ni conceder la pelota. Sin ella pasaba por apuros, con ella creaba peligro. Visto lo visto, parecía claro el plan que había que ejecutar.
Pero no era fácil. Porque he ahí que el Dnipro hizo la misma lectura de partido, la que procedía realmente. Los dos equipos estaban mejor con la pelota. Los ucranianos, de hecho, le echaron arrojo al encuentro y empezaron a dominar sin pudor al equipo hispalense, que tuvo minutos de poca continuidad, poca pelota, pocas ocasiones y poco juego. En general, el partido estaba menos loco que en el inicio de la primera mitad, y además Emery quiso evitar cualquier concesión e intentó corregir lña profundidad que ganaba el Dnipro en su banda izquierda con Konoplyanka. El cambió estaba cantado y llegó. Coke entró en el lateral y pasó Aleix Vidal a la banda. Con esa variación el partido se estabalizó más porque los ucranianos encontraban menos espacios y menos ideas por tanto.
Y con estabilidad, y con Banega, el Sevilla supo crecer, mejorar y recuperar su mejor tono en el partido. El argentino apareció como el faro que precisa el barco en noches brumosas en el mar. El dio el temple, la pausa y el fútbol, y el equipo recuperó profundidad, fútbol, el Sevilla recuperó el dominio y de nuevo volvió a jugar, combinar en campo contrario. Y haciéndolo así, jugando más cerca de la portería rival que la propia, se suceden las ocasiones y se da lugar a fallos ajenos. De uno nació un balón suelto en la frontal que Vitolo vio antes que nadie para aprovechar el pasillo interior para Carlos Bacca. Y ahí el colombiano no falla. Exterior fino con la zurda, el que tanto le gusta, para adelantar de nuevo al Sevilla a menos de 20 minutos para el final. El equipo nervionense, con el marcardor a favor, buscó en los minutos siguientes incluso un cuarto gol para matar el partido. Mientras, el Dnipro intentaba jugársela al ataque, aunque con menos ideas y menos ilusión viendo la firmeza, en la segunda parte sí, de centro del campo para atrás.
Supo jugar el Sevilla esos minutos, supo tenerla, supo aguantarla, supo Emery gestionar los tiempos, los momentos, los cambios, supo apurar el partido, supo el Sevilla ser lo que es, ser mejor, ser superior, supo el Sevilla ser campeón, Campeón, CAMPEÓN, y por cuarta vez, CAMPEÓN. No hay equipo como el Sevilla, no hay equipo más campeón que el Sevilla, cuatro veces de la UEFA. Enhorabuena Sevillista, eres campeón. Y eres de Champions. Ole.

3 comentarios
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  1. JULIO

    EL SEVILLA FC ES ESPECIAL PORQUE CONSIGUE COSAS ESPECIALES. ES UN ORGULLO QUE SEVILLA TENGA UN EQUIPO QUE GANE EN EUROPA. GRACIAS SEVILLA FC.

  2. sevillistadeverdad

    El Sevilla no es pasión ni un sentimiento, es una idiología que defenderemos hasta la muerte ¡¡¡ Força Sevilla campeón !!!

  3. Raul

    Interesantísimo el video.

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