La Voz: Eva González o la pelea (y muy gorda) con una estrella de Antena 3 (y no es Pilar rubio, ni Cristina Pedroche)
La Voz ha arrancado fuerte. Muy fuerte. El talent show musical ha llegado a Antena 3 con buen pie. Tras dos días en antena, los resultados de audiencias con más que positivos.
Combinando los datos del martes y del miércoles, los dos días de audiciones a ciegas, el formato ha acumulado un 22 por ciento de cuota de pantalla y, lo que es mejor para los intereses de la cadena, anoche superó a GH Dúo en el estreno del reality de Telecinco.
Si bien es cierto que ha habido quejas sobre la falta de ritmo del programa y los excesivos cortes de publicidad, la valoración general por parte del público es más que buena. Si embargo, cuentan desde la cadena que la tensión empieza a crecer de puertas hacia dentro. Y nada tiene que ver ni con Pilar Rubio ni con Cristina Pedroche.
La pelea de Eva González
Y es que a partir de la semana que viene ya empezará a emitirse en directo. Lo visto hasta ahora corresponde a las grabaciones de las audiciones a ciegas que se realizaron hace unas semanas.
Unas grabaciones en la que una estrella del programa llevó al límite la paciencia del equipo y protagonizó alguna bronca. ¿Quién? Pues ni más ni menos que Paulina Rubio. La cantante mexicana forma parte del jurado y, según explican desde dentro, su comportamiento durante las grabaciones no es siempre el más indicado.
La fama que tiene Paulina de ser una mujer problemática en este sentido no es casual. Parece ser que por su culpa se tuvo que interrumpir en muchas ocasiones la grabación. Abandonaba constantemente el plató por motivos personales.
Eso, sumado a algunas exigencias un tanto excéntricas, provocó que la grabación se extendiera más de dos horas fuera de lo planeado y que algún miembro del equipo no se mordiera la lengua a la hora de criticar la actitud de Paulina.
Eva se mantuvo en un segundo plano, pero ahora que ya no habrá posibilidad de parar, ojo que el lío en directo puede ser de los gordos. El terremoto Paulina Rubio ha llegado y, cómo no, es imprevisible.