“Necesito parar”, confesó la hispanovenezolana tras despedirse a la primera de Wimbledon con el desencanto presidiendo su cara cuando ya era de noche en Londres. “Después de Roland Garros no he tenido el tiempo necesario para asimilarlo [los cuartos de final que alcanzó en el segundo grande del curso]. Me he visto en ’s-Hertogenbosch jugando descolocada. Diciendo: ‘Ahora vengo de jugar en la Philipp Chatrier a ’s-Hertogenbosch… tengo que hacer el esfuerzo de empezar un torneo nuevo, me toca Vandeweghe, me sorprende y lo arrastro. Llego a Wimbledon y me pongo otra vez”, siguió la joven de 20 años. “Necesito un parón. Había hecho cuartos de final en un Grand Slam. Y es difícil de asimilar”.
Muguruza estuvo a un juego de clasificarse para las semifinales de Roland Garros [6-1 y 5-4 contra Sharapova] después de llevarse por delante a Serena Williams su segundo partido en el torneo. Luego, sin apenas tiempo para digerir lo que había logrado en París, viajó a Holanda buscando en la hierba el impulso necesario para seguir creciendo porque el suelo verde es una superficie que premia a las jugadoras de acoso y derribo, el perfil de la hispanovenezolana, que esperaba muchísimo de ella misma en la catedral de la hierba.
“Ha sido una decepción muy grande”, reconoció Garbiñe. “Venía aquí con ganas de hacerlo bien. Es una lástima porque por una vez que voy de cabeza de serie… y me toca esta chica. Estoy un poco frustrada. Pensaba que le daría la revancha porque tenía las cosas más claras después del otro partido, pero aún así ha sido la misma estrategia. Allí estuve peor mentalmente porque me pilló por sorpresa todo: me hacía saque directo, golpe ganador, saque directo, golpe ganador… y aquí estaba mentalizada, pero ha sido duro.Cuando miré el cuadro, viene jugando bien tras ganar un torneo. La confianza la tiene más alta. Yo no la conocía y en ’s-Hertogenbosch pude ver que en hierba juega bien. Ha sido una lástima”.
“Let´s go Coco!”, gritó el improvisado gentío mientras Garbiñe anulaba una tras otra las oportunidades de su rival para arrebatarle el partido. “En ese momento no veía cómo salir de ahí. Daba la coincidencia de que en ese punto sacaba bien, pero estaba histérica”, analizó la número 28 del mundo. “Llegaba el 40-40 y decía: ‘¿Dónde le saco ahora?”, continuó. “En la ventaja sacaba bien y ella jugaba un poco peor. Hubo momento en el que me sacaba muy bien, no sabía restarle, de fondo me hacía jugar también… estaba histérica todo el partido porque no dependía de mí. Pensaba: ‘A ver si me hace una doble falta o no me saca tan fuerte”.
Vandeweghe, que primero ganó en ‘s-Hertogenbosch a Muguruza y luego alzó allí su primer título profesional, volvió a tumbar a Garbiñe en un partido en el alambre. Fue ella la que avanzó dejando por el camino a una de las jugadoras con mil miradas encima. “Me iré a Estados Unidos lo antes posible para jugar en Stanford, Montreal y Cincinnati, toda la gira previa al Abierto de los Estados Unidos”, se despidió la derrotada. Lo sabe Muguruza y lo sabe su equipo: esa parte de la temporada, donde no defiende puntos como consecuencia de una operación de tobillo, es clave para terminar el año bien posicionada. Antes, sin embargo, necesitará limpiar su cabeza parando para volver a arrancar.
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