La decepción era grande en el rostro del griego Stefanos Tsitsipas, derrotado en octavos de final de Roland Garros por el suizo Stan Wawrinka en un intenso duelo: "Hacía mucho que no lloraba tras un partido".
"Nunca había experimentado una cosa así. He estado tan cerca, he tenido tantas bolas de rotura,... pero le he dejado reengancharse. NO he sabido jugar", dijo el finalista del pasado torneo de Madrid.
"Mi espíritu está vacío, ni siquiera puedo pensar. Es el peor sentimiento, nadie querría estar en mi lugar", afirmó el jugador, de 20 años, que se quedó en puertas de convertirse en el primer griego en alcanzar los cuartos en París.
En particular se lamentó de la última bola, un paralelo del suizo que dejó pasar pensando que se escapaba pero que rozó la línea.
"Quizá habría que introducir en los torneos de tierra el ojo de halcón", afirmó.