El Open de Australia está llamando la atención, entre otras cosas, por la presencia de público y la ausencia de mascarillas en las gradas. Pero no todo es de color de rosa. El país mantiene un toque de queda a medianoche y tuvo que desalojar a los espectadores en el partido entre Djokovic y Fritz. El juez de silla avisó por megafonía y la organización tuvo que avisar de que si no se marchaban, el partido no podría finalizar.