Carlos Alcaraz Garfia, el número 1 del tenis mundial, tiene en su hermano mayor, Álvaro, un apoyo incuestionable y, de hecho, este otro joven tres años y medio mayor que el flamante campeón del US Open ha pasado a formar parte de su equipo y pretende ser "un apoyo familiar para que se sienta cómodo, como si estuviera en casa cuando se encuentre lejos".
Así lo ha dicho en una entrevista a la Agencia EFE, en la que ha desvelado cuestiones de índole personal referentes al a quien seguramente es la mayor irrupción del mundo del deporte en este 2022.
Dicen que tras un gran campeón hay mucha gente detrás que le ha ayudado a serlo y en el caso de Carlos Alcaraz Garfia, el joven tenista murciano que a sus 19 años ya lidera la ATP, no iba a ser diferente.
En la familia de Carlitos, como le llaman a Alcaraz, y en su equipo han hecho mucho para que él esté en la cima y uno de quienes mejor le conoce es Álvaro.
Con respecto a su incorporación al grupo de trabajo que comanda Juan Carlos Ferrero como entrenador ha apuntado que su presencia es "fundamentalmente como apoyo familiar y para hacer que Carlos se sienta cómodo, como si estuviera en casa cuando se encuentre lejos".
"Estuve en Roland Garros con Carlos y también en algún torneo suelto por España hasta que acudí a Brasil y, tras una buena semana allí, ganó el ATP 500 de Río, su primer título de este año. A continuación estuvimos juntos en la gira americana, que no empezó tan bien en Montreal y luego fue algo mejor en Cincinnati hasta que llegó el US Open y sabemos lo que hizo allí. Se ve que le doy suerte", ha seguido diciendo.
Carlos y Álvaro compartieron habitación en Nueva York, "como hasta hace poco en casa en una litera, él en la cama de abajo y yo en la de arriba", ha contado.
El primero de cuatro hermanos, todos chicos, habla con Carlos, que es el segundo, "más de cuestiones cotidianas que de tenis" y en esa relación de temas a abordar está el fútbol, con alguna controversia entre ambos: "Él es del Real Madrid y yo del FC Barcelona y a veces discutimos pero con buen talante, lo cual no quita para que nos tiremos pullas de vez en cuando".
Álvaro siente "envidia sanísima" por su hermano y en cierto modo lamenta haber abandonado lo que también pudo ser una buena carrera tenística en su caso, pues compitió en Campeonatos de España.
"Ahora que veo a Carlos triunfar en la ATP creo que yo podía haber seguido jugando, pero ante todo disfruto al presenciar lo que es capaz de hacer en la pista, con ese juego explosivo y eléctrico que tiene y que a mí, como supongo que a mucha gente, me entren ganas de coger la raqueta", ha explicado.
"Lo que Carlos ya ha logrado es un sueño compartido que hemos visto convertido en realidad y nos sentimos muy orgullosos. Recuerdo que hace tiempo veíamos el tenis por la televisión, grandes finales, los partidos entre Nadal y Federer, de los que mi hermano siempre ha sido muy fan; e íbamos al ATP 250 de Valencia y allí íbamos en busca de autógrafos... Carlos pensaba que ya estar en un Grand Slam era algo lejano y en este momento ya ha ganado en Estados Unidos y es el número 1. Se puede decir que en casa estamos todos como en una nube pues ha sucedido todo muy rápido, pero hay que seguir con los pies en el suelo", ha manifestado su hermano mayor.
Sobre lo que está por llegar para Carlos, Álvaro lo ve claro: "Charly puede hacer un gran papel y trabajando así, con el equipo que tiene, puede mantenerse años entre los mejores, pero no es sencillo. Para eso, es clave que no pierda la ilusión y el hambre y conociéndole como le conozco no creo que le vayan a faltar ni las ganas ni la energía. Un Grand Slam es como una matanza, pues hay que ganar siete partidos ante rivales buenísimos y algunos seguramente a cinco sets, como le pasó en el US Open, y aunque no sé cuántos títulos de ese tipo se llevará creo que pueden ser algunos más, pero hay que ir paso a paso".
También ha hablado de las diferencias entre lo que es Carlos Alcaraz en la pista y su comportamiento fuera de ella. "Hay muchas y es que todo lo enérgico que es cuando sale a jugar lo es de tranquilo fuera. El tenis le hace estar muy vivo, pero cuando deja la raqueta está muy calmado y va a su bola y al ralentí", ha indicado.
Retrocediendo unos cuantos años en el tiempo, Álvaro también se ha referido a la típica rivalidad entre hermanos. "Siempre ha habido piques entre nosotros en el tenis, porque en nuestra familia siempre se ha jugado a este deporte al haber sido mi padre tenista, y en cualquier otro ámbito. De hecho, nos inventábamos juegos con la raqueta y la pelota e íbamos de reto en reto a ver quién lo hacía mejor", ha revelado.
"En una pista coincidimos durante años jugando el uno contra el otro en el club Tiro de Pichón, hasta que yo tenía 16 o 17, y recuerdo que jugamos un par de finales de un torneo regional que patrocinaba Postres Reina. En la primera me impuse yo y en la segunda ya ganó él. Se puede decir que lo dejamos en empate", ha recordado.
"Entre nosotros no faltaban los rifi rafes, pero eran tonterías de críos y entre los dos siempre ha habido una muy buena relación. También éramos de hacer trastadas y éramos un poco como Zipi y Zape", ha añadido Álvaro, quien también ha admitido que su hermano, cuando perdía, "se enfadaba y ya dejaba claro que, además de un don especial para jugar al tenis, tenía mucho carácter y que era un competidor nato".
"Esa ambición creo que es su principal característica ahora que es profesional", ha añadido.
Preguntado por virtudes y defectos el mayor de la saga, que el 2 de noviembre cumplirá 23 años, lo tiene claro al referirse a Carlos. "Es cabezón y eso, aunque se pueda ver como un defecto, a veces también puede ser algo bueno. Lo que está claro es que si él considera que tiene razón resulta difícil hacerle cambiar de opinión. Por otra parte es un chaval muy comprensivo con todos y muy generoso, alguien al que no le gusta decir que no y le cuesta hacerlo", ha apostillado.