Carlos Alcaraz se abona a los latigazos: dos golpeos que obligaron a Zverev a darse cuenta de quién iba a ganar Roland Garros

Carlos Alcaraz está demostrando porque está destinado a ser uno de los mejores tenistas de la historia con una exhibición en Roland Garros. El tenista murciano ha conseguido derrotar en semifinales al número uno del mundo, Jannik Sinner, y en la final a Alexander Zverev, verdugo de Rafa Nadal en primera ronda del torneo francés. Para ello ha hecho uso de los mejores puntos que se le recuerdan, ya le vimos firmar un punto imposible contra el tenista italiano y con el alemán lo ha vuelto a hacer.

Carlos Alcaraz, potencia y precisión

Cuando se disputaba el segundo set del partido, Carlitos ha enganchado un peloteo con el alemán y, tas moverle de lado a lado, ha mandado la pelota a la línea de una manera milimétrica. Un punto que ha obligado al juez a bajarse de la silla y comprobar, con cara de asombro, que la pelota sí había entrado. También ha sido curiosa la cara de Zverev, que probablemente se dio cuenta en ese preciso instante de lo difícil que iba a ser el partido contra Alcaraz.

Un punto casi irreal que ha servido para que el alemán se centrase en su tenis y, aunque ha intentado por todos los medios contrarrestar el gran juego del murciano, no ha podido hacer mucho más contra un Carlitos que estaba en modo apisonadora.

No ha sido el único que nos ha regalado el tenista de El Palmar. Ya en el cuarto set del partido, justo después de los peores momentos en los que Zverev le consiguió remontar dos sets, dejó esta maravilla de globo al que parecía no llegar y que botó justo en la esquina, de nuevo, milimétricamente. El alemán intentó contestarle pero solo sirvió para verle suspendido en el aire, sin llegar a la pelota y viendo como botaba dentro de la pista.

Ya dejó otro punto para el recuerdo contra Jannik Sinner

Ya en la semifinal dio un aviso de lo que podía esperar el alemán en el partido final de Roland Garros. Con el partido en el cuarto set y con empate a tres, Alcaraz ejecutó un golpeo dificilísimo como única opción para devolver con un passing la pelota que le había puesto Sinner.

Un punto que, sumado a los vistos en la final con Zverev, demuestra que Carlitos es un tenista que pone la bola donde casi nadie puede y, además, llega a cualquier golpeo por imposible que parezca.