De la sequía en el Ciutat, a máximo goleador de la liga turca

La liga turca suele ser sinónimo de delanteros de renombre que, gracias al poderío económico de los clubes punteros aterrizan en este campeonato y le dan brillo. Así, jugadores ilustres como Drogba, Snejder, Anelka, Sow, Álex, Cardozo, Emenike, Webo, Hugo Almeida, Elmander, Felipe Melo, Kezman, Nonda, Makukula, Milan Baros, Güiza, Kewell o Burak Yilmaz han desfilado por la tabla de goleadores, poniendo muy caro liderar uno de los torneos con más potencial ofensivo.

Pero esta temporada, al echar un vistazo al pichichi turco, aparece un veterano de 34 años, que milita en el modesto Akhisar. No es del todo una sorpresa, pues el pasado ejercicio ya hizo 13 dianas en el Konyaspor. Lo cierto es que nuestro protagonista siempre ha visto portería con suma facilidad, por eso sigue conservando su plaza en la selección griega, con la que acudió al pasado Mundial. Siempre ha sido así salvo en una de sus etapas, la que le llevó hasta el Ciutat de Valencia en la campaña 2012-13. Theofanis Gekas no pudo mostrar sus dotes de killer en un Levante europeo en el que sólo estuvo unos meses, pues en el mercado de enero hizo las maletas y se fue de Orriols dejando la sensación del goleador que pudo ser y no fue.
Lo cierto es que la llegada de Gekas rompió la tendencia de delanteros tipo que habían triunfado con los granotas. El griego no era la continuación de Caicedo o Koné, pero aterrizaba con un aval más que suficiente de goles en Grecia, Alemania y Turquía. Por lo que fuese, desde el principio se vio que aquello no iba a funcionar, Gekas no se sentía cómodo en el Levante y sólo participó en cuatro partidos de Liga, en los que no anotó. Al menos, tuvo el honor de ser el primer goleador en partido europeo en el Ciutat. En el choque de vuelta de la previa de Europa League ante el Motherwell, el ariete hizo el 1-0 que sería definitivo. En el estreno continental en tierras escocesas formó parte del once inicial, pero su palmarés anotador con los azulgrana se limitaría a un solo tanto. El primero de febrero ya estaba redebutando en Turquía y marcando de nuevo, demostrando que no había perdido el olfato, sólo que en Valencia no supo cómo mostrarlo. Una pena. 
Gekas, por su perfil de juego y cierto parecido físico, recordó desde su aterrizaje en Orriols a uno de los grandes delanteros de la historia de plata y bronce del club, Paco Salillas, pero no cuajaba en el juego de contragolpe y rápidas transiciones que tan buenos resultados le daba a JIM. Su llegada no ofrecía dudas tras sembrar de goles su etapa en Panathinaikos, Bayer Leverkusen, Hertha de Berlin o Eintrach de Frankfurt. Al Levante llegó después de anotar en el Samsunspor turco nada menos que ocho goles en 11 partidos, pero su capacidad anotadora se evaporó en Valencia pare recuperarla en la segunda mitad del ejercicio 12-13 ya de regreso en Turquía, donde marcó 12 goles en 15 partidos.
El pasado verano, tras un gran año en su club (13 goles en 24 partidos), su selección echó mano de él para el Mundial de Brasil. Gekas jugó todos los partidos, hasta encontrarse en la tanda de penaltis de los octavos de final ante un ex compañero, Keylor Navas, con el que formó muchas veces en la Europa League granota. Repasando las imágenes, al veterano atacante no le hizo ninguna gracia tener delante a un portero que lo conocía bien y en los instantes previos a su lanzamiento su gesto era nervioso, intranquilo, sabedor de que Keylor le había atajado ya más de una lanzamiento en las sesiones de trabajo en Buñol. Pierna derecha de Gekas, tiro de seguridad al lado derecho del portero…y Navas que desvía su disparo. Los dos ex levantinistas se repartieron en pleno Mundial los papeles de héroe y villano.
Parecía que aquella aparición sería la última relevante de Gekas en el panorama internacional, pero a sus 34 años lejos de apagarse, su estrella brilla y con 10 goles mira desde lo más alto al resto de goleadores de la liga turca. Los viejos rockeros del gol nunca mueren y al ariete griego el gol le acompañará siempre, lástima que en el Levante la pólvora se le mojara durante unos meses.