Lo que nunca le pasa al Pucela
Cualquier persona relacionada con el Real Valladolid está acostumbrada a escuchar una y otra vez eso de que al Pucela nunca le sonríe la fortuna, que no gana partidos en el añadido, algo que sí ocurre al revés.
Por eso, la importante victoria en Éibar no solo tuvo como resultado sumar tres puntos en la clasificación, sino que sirvió para mucho más. Primero para ganar un partido después de cuatro derrotas consecutivas, cuando en el ambiente flotaba la sensación de que el equipo se iba irremediablemente a Segunda División. Y ojo, el haber ganado no quiere decir que de repente el Real Valladolid esté salvado, que en esta ciudad somos muy de extremos.
Los tres minutos mágicos que se vivieron en el Estadio de Ipurua también valieron para romper varias barreras que lastraban al Pucela a lo largo de la temporada. Por fin, el árbitro, en este caso David Medié Jiménez, acudió a la pantalla del VAR para evaluar una jugada dudosa a favor que acabó en pena máxima. Por fin el equipo fue capaz de marcar un penalti, por medio de Daniele Verde, tras fallar cinco de cinco en el curso actual. Incluso, por fin, Sergi Guardiola abrió su cuenta particular de goles. Un merecidísimo premio al trabajo realizado en sus ocho primeros partidos con la camiseta blanquivioleta.
Nunca se sabe cuando te puede cambiar la suerte. Ojalá esto sirva de punto de inflexión y que el equipo consiga sacar la cabeza y tomar una buena dinámica a partir de ahora. Al menos ya se podrá decir que el Pucela también gana partidos en el último suspiro y con dos goles en el adicional.
