Sin equilibrio no hay paraíso
Las cuatro victorias consecutivas que sumó el Real Valladolid entre finales de septiembre e inicios de octubre potenció las opciones, ideas e ilusiones del equipo blanquivioleta. Los de Sergio González, tras las dudas iniciales, confirmaron su estilo. Todo parecía salir a pedir de boca de un equipo que llegó al Estadio Ramón Sánchez Pizjuán con mucho por demostrarse.
Las bajas de Javi Moyano y Kiko Olivas, dos defensas determinantes para la propuesta pucelana, obligaban a que los pucelanos dieran un golpe sobre la mesa. Sergio y los suyos debían mostrar personalidad y calidad de vestuario. Esa 'prueba de armario' de los pucelanos salió cruz.
El Real Valladolid perdió en su visita al Estadio Ramón Sánchez Pizjuán tras una débil primera parte en la que los jugadores de Sergio no supieron interpretar el juego. Con muchos metros entre líneas, poco dominio del balón y demasiados metros que correr a sus espaldas, Sergio y los suyos perdieron el duelo por los errores de los primeros 45 minutos y el poco acierto de la segunda parte.
Desequilibrado Pucela
El Pucela perdió el partido y lo hizo por el gol de André Silva en el minuto 30. El gol del delantero hispalense confirmó la mala lectura de partido que estaba haciendo el Real Valladolid. Los de Sergio González, con nuevo esquema y tres centrocampistas, mostraron un estilo desequilibrado. Con poco balón y una mala lectura de la presión, los de Pablo Machín dominaron los primeros 45 minutos.
Así, y tras el gol del delantero portugués, Sergio González debía tomar el rotulador y la pizarra en el descanso para ajustar a su equipo. La versión vista en los primeros 45 minutos rompía las opciones vallisoletanas en añicos.
Sin equilibrio y muchos metros entre líneas, los pucelanos no llegaban a la meta sevillista pero, por el contrario, corrían como en pocos partidos. En un encuentro de ida y vuelta, los sevillistas estaban cómodos pero el Real Valladolid sufría y mucho. Tocaba reajustar las piezas y buscar un plus ofensivo.
Ünal aumenta el plus
Tras el paso por vestuarios, el Real Valladolid regresó al partido con otra cara. Los de Sergio González ya sabían cómo presionar, dónde hacerlo y qué tipo de transición hacer. Buscaban el empate de una forma descarada. Miraban al equipo de Pablo Machín a la cara y rozarían el empate en varias ocasiones.
Dejando a un lado los dos goles bien anulados a Enes Ünal, el Real Valladolid confirmaba su mejoría del descanso con el avance de la segunda parte. El crecimiento del equipo en los primeros minutos y, además, la entrada del delantero turco confirmaron el plus ofensivo que necesitaba el equipo y que ratificó, pese a la derrota, que la versión del Pucela ante la Sociedad Deportiva Éibar fue efímera.
Con la sensación de querer ser otro Pucela, los de Sergio firmaron una primera parte que les condenó a la derrota
Ante los de José Luis Mendilibar el Puela fue superado por un rival mejor en juego e ideas. En Sevilla y en un estadio como el Ramón Sánchez Pizjuán, los blanquivioleta perdieron porque en la primera parte perdieron su 'yo'. Sin equilibrio ni, posiblemente, humildad, los pucelanos no son el equipo fuerte, 'feo', respetado e, incluso, temido de esa fracción entre septiembre y octubre que propicia ese colchón sobre el descenso que, tras la derrota, queda en seis puntos.
