A 12 puntos del líder

Tras cuatro derrotas consecutivas el Real Valladolid visitaba el Ciutat de Valencia y Paco Herrera tomaba el control de la situación. Quería salir de la crisis de resultados con sus señas de identidad y con aquéllos detalles que ha marcado en el Pucela desde su llegada. Tras conocer la convocatoria y citarla como revelación, ésta tomaba naturalidad al conocer el once titular. Adaptando el famoso "rombo" de juego en el esquema, el Pucela saltaba al terreno de juego granota con la obligación de volver a sumar y dejar atrás la mala racha y hacerlo desde el estilo que, de verdad, define a este equipo y en aquel en el que cree el entrenador pacense.

 
Con Míchel Herrero en ese enganche entre el centro del campo y la doble punta de Raúl de Tomás y Juan Villlar, los pucelanos buscaban limar todos esos problemas que han mostrado en las últimas jornadas. El inicio era positivo en este sentido pero sufría altibajos en los que los visitantes salían perdiendo al vercomo su estilo de la segunda parte no estaba a la alturaa. Las hechuras del Levante Unión Deportiva son muy superiores a las del Real Valladolid y se demostraban con el avance del partido.
El paso de los minutos destrozaban a un Pucela sin ambición, carácter ni hambre que sólo respondió al ver el partido perdido. Sin ver una versión granota de gran calidad, el equipo firmaba una nueva derrota, la quinta consecutiva, por errores propios. Con un puntaje ya de zona de descenso y a un mundo de la cabeza, los de Paco Herrera dejan una mala imagen en Valencia. Pese a la iniciativa de los últimos minutos, el Real Valladolid sigue atascado en una racha que puede dejar grandes secuelas.

Sin nervios

Tras la mala racha y con un problema para el gol, el Real Valladolid comenzaba esta octava jornada con nervios ante la portería rival. Tal opción quedaba espantada al poco de comenzar. Sin llegar a tirar a puerta, los de Paco Herrera se adelantaban en el marcador. Una jugada llena de fortuna para los intereses pucelanos se alojaba en la meta de Raúl Fernández y el Pucela, así, alejaba todos los fantasmas posibles sobre el gol. Si había una forma idónea para comenzar el partido, ésta era la desplegada, aquélla que daba con el Real Valladolid por delante en el marcador y sin la obligación de proponer y con la opción de metros y contragolpes. El encuentro se ponía de cara. 
Recuperada por sorpresa mucha de esa confianza perdida en los anteriores encuentros, el Real Valladolid regresaba al estilo de los primeros encuentros. Con el dominio del partido, la seguridad defensiva del inicio, la superioridad en el centro del campo y el aprovechamiento de los espacios, los fantasmas desaparecían y los blanquivioleta jugaban una primera media hora fantástica en la que mostraban todas esas cualidades perdidas en los últimos encuentros.
El Pucela era él y sostenía el marcador cosechado tras atar muchas de las virtudes de un rival que necesita muy pocos metros y oportunidades para obtener beneficio. Roger Martí, ex '9' blanquiviolet, lo demostraba al aprovechar un buen centro de Abraham Minero en la primera gran ocasión del equipo local. El remate del valenciano devolvía las tablas a un marcador justo tras los primeros 45 minutos. Un buen Real Valladolid se fue perdiendo con el avance del partido para conceder ocasiones a un rival que no perdona y que demuestra por qué es el líder. Un solvente líder.

Plano

Tras un inicio de segunda parte en el que el Levante se hacía con el control total del partido, los cambios de Paco Herrera darían una mejora al Pucela que no se prolongaría mucho en el tiempo. Tanto como para ver a un conjunto plano, sin mordiente arriba y exponiendo todos aquellos errores que le han llevado a perder cuatro partidos de forma consecutiva. Si se buscaba algún por qué para tal situación, los segundos 45 minutos del Pucela en el Ciutat de Valencia lo demuestran. El equipo no se encuentra y se derrite con el paso de los minutos.

Sin potencia ofensiva y con dudas en campo propio, los visitantes firmaban una actuación muy plana en el segundo acto. Con fallos garrafales y decisivos, como el que provocaba el segundo tanto granota, y el penalti que valía para el tercero, la desesperación se hizo patente en un equipo que naufragaba en una segunda parte ridícula y que potencia todos los errores del proyecto. Con jugadores muy por debajo de sus posibilidades y un estilo que se deshace ante cualquier adversidad y problema, la única realidad pucelana es que, sin hablar de ascenso ni objetivos a largo plazo, el equipo se encuentra a 12 puntos del liderato. Tras 24 en juego, los blanquivioleta se distancian en un mundo de la cabeza tras sumar su quinta derrota consecutiva, una racha tan histórica como sinónimo de la situación de un equipo que no suma desde hace 29 días.