Igualdad extrema

El Real Valladolid Promesas, sin Ángel García, con molestias tras los entrenamientos con el primer equipo, y con la novedad de Adri Pérez en la alineación titular, debido a la ausencia del sancionado Caye Quintana, afrontaba un nuevo derbi ante el Burgos C.F. en busca de una segunda victoria consecutiva, inédita en el curso actual.

Julio, providencial

El conjunto pucelano comenzaba el partido más entonado pero, a pesar de su dominio, los burgaleses no sufrían demasiado y se defendían sin problemas ante los ataques de los locales, que solo inquietaban con un cabezazo de Óscar Arroyo y un tiro lejano de Toni Villa.
Poco a poco, los visitantes se iban encontrando cada vez más cómodos y empezaban a generar peligro a la contra. Después de una de ellas, llegaba la ocasión más clara del encuentro. Hasta dos veces tenía la oportunidad de inaugurar el marcador Diego Álvarez 'Prosi', pero se topaba con un inmenso Julio Iricibar, que salvaba a los blanquivioleta con dos destacadas intervenciones tras las que recibía un golpe que le obligaba a ser atendido por las asistencias durante unos minutos. La proximidad del gol del Burgos seguía latente e, instantes después, Ander Vitoria, mandaba a las nubes un centro preciso desde la izquierda con todo a favor para adelantar a su equipo.
Cuando peor lo pasaba el Real Valladolid B, llegaba el 1-0 en un servicio de Jose Arnaiz desde la esquina, mal despejado por la defensa, que le caía a Toni. El centro del murciano lo remataba Dani Vega al palo contrario para que Adri remachara a la red. Minutos más tarde, era el propio Toni el que disponía del segundo en sus botas, pero su disparo cruzado se marchaba fuera poco antes del descanso.
Los visitantes empataban rápidamente tras la reanudación en un pase de José Fran que aprovechaba Adrián Hernández para superar por bajo a Julio. Después del 1-1, el partido entraba en una fase de imprecisiones por parte de ambos equipos, lo que no evitaba que el Burgos volviera a tener el gol en un cabezazo de Adrián Hernández a centro de Andrés González. Con el choque de cara, los de Ángel Viadero se confiaban, y los disparos de Jose y de Toni metían el miedo en el cuerpo a los blanquinegros, pero el Promesas empezaba a pecar de individualismo y la portería burgalesa quedaba cada vez más lejana.

Pacto de no agresión

Pasaban los minutos y los dos equipos parecían conformarse con el empate a medida que se acercaba el final. Solo el juvenil Rubén Sánchez, recién ingresado al terreno de juego, tenía la opción de cambiar el signo del encuentro en el último suspiro, pero su remate de cabeza moría en las manos del portero Mikel Aurreko.
Mucha igualdad y un punto para cada equipo, que, a tenor de lo visto, parecía lo más justo. El empate no saca de pobre al filial, que se mantiene en puesto de promoción, aunque podría volver a la zona de descenso en función de los resultados del domingo.