Haciendo buenos los números de Garitano

Hace un año el Real Valladolid estallaba. La derrota (2-3) ante el Real Oviedo en el Nuevo Estadio José Zorrilla suponía el comienzo del fin de Gaizka Garitano. Los nueve puntos obtenidos en los primeros ocho partidos no eran suficiente. El entorno exigía más y se comenzaba a ver como una posibilidad muy real la salida del entrenador de Derio del proyecto que acababa de comenzar. Pese a todo, el club blanquivioleta le daba una semana más. La salida a Palamós era una final para el equipo, igual que lo es el próximo duelo ante la Agrupación Deportiva Alcorcón, como así afirmaba Míchel Herrero tras la derrota en Valencia.

 
En el próximo duelo el Pucela se la juega. Tiene un encuentro definitivo. Tras una racha histórica de cinco derrotas consecutivas y después de hacer una semana más buenos los números de la temporada pasada de Gaizka Garitano, el equipo vallisoletano no puede fallar ante los de Cosmin Contra. El duelo del próximo sábado, desde las 18.00 horas, es un duelo decisivo. Tras él, un año antes, el entrenador era destituido y relegado de sus funciones con dos puntos más de los que actualmente firma el equipo de Paco Herrera. Los malos números de la pasada temporada quedan en un segundo plano tras los actuales.

Mucho peores

Esos dos puntos de diferencia entre un año y otro no dejan los análisis lógicos de la situación. Si la pasada campaña la sensación era horrible, ahora debería ser peor, pero no ocurre así. Se cree y confía en el equipo. Pese a a seguir siendo el conjunto con más derrotas de toda la 'Liga 1|2|3' al firmar dos más que la temporada pasada, el cuarto equipo menos goleador del campeonato y el tercero más goleado, los pucelanos no piden la cabeza del entrenador. La situación es radicalmente opuesta a la pasada. En esta ocasión hay confianza en un equipo que sigue sin remontar un marcador en contra, que sólo ha conseguido un punto, de 12 posibles, como visitante, que está a 12 puntos del líder, a cinco del play-off y empatado con la zona de descenso a Segunda División B.
Los números de hace un año eran malos. Tanto que costaron el puesto al entrenador. Ahora, las cifras parecen no ser un objeto con el que acusar al entrenador. Herrera es valorado por el trabajo y la dedicación, dos rasgos básicos en él pero que, por el momento, no le están valiendo para firmar los números que esperaba y que iban a mejorar los de Gaizka Garitano con una supuesta facilidad que no ha llegado tras los primeros ocho partidos ligueros.