Y Paco Herrera claudicó

Durante toda la temporada pasada, Paco Herrera se mostró un entrenador muy confiado y perseverante. Creía, como pocos, en su trabajo y en el peso que éste iba a dejar en sus jugadores. El entrenador pacense estaba convencido de que todo su trabajo se iba a terminar plasmando en el juego del equipo y en el estado de forma de éste para las últimas jornadas. A la hora de la verdad, el Real Valladolid iba a estar a la altura. Paco Herrera lo repetía por activa y por pasiva hasta el punto de que aquel avión que él consideraba que iba a ser el equipo en las últimas 10 jornadas le persiguió durante muchos meses.

 
Todo hasta que volvió al Estadio de La Romareda, la que fue su casa. En ella, tras empatar (1-1) ante un Real Zaragoza que peleaba por no bajar a Segunda división B, Paco Herrera tuvo que claudicar y asumió que el equipo no estaba como él esperaba y que, por supuesto, no reaccionaba a todo lo que él quería. Posiblemente, y pese a todos los baches que tuvo que vivir en su etapa en el Nuevo Estadio José Zorrilla, aquella rueda de prensa y esas palabras fueron su momento más duro en el Real Valladolid.
La comparecencia que el exblanquivioleta tuvo que hacer, ahora, hace un año, le costó un duro trago. Asegurando que había que "dar por bueno el empate", la lectura era negativa porque, en aquel momento, "tengo que dar por bueno el resultado, pero me quedo a medias de los que uno espera de su equipo". La igualada en Zaragoza era pobre y obligaba al pacense a agachar la cabeza con unas palabras que nunca habría querido decir: "No veo al equipo volando. Me tengo que tragar mis palabras". Reconociendo que "no es una cuestión física, sino mental y de confianza", Paco Herrera daba su brazo a torcer pero no del todo.

Un breve despegue

Quería seguir trabajando para el tramo final. Desde un inicio habló de las últimas 10 jornadas pero éstas terminaron siendo sólo las últimas ocho jornadas. Tras la ridícula derrota (6-2) ante el Sevilla Atlético, el Real Valladolid de Paco Herrera sí 'voló' si por este término entendemos como la racha que pudo llevar al equipo hasta el play off. En las últimas ocho jornadas, el Pucela 2017/2018 sí tuvo recorrido pero, como todo el año, terminó tropezando, como hizo, entre otros lugares, en Zaragoza hace hoy un año.