¿Quién es, realmente, Roger Martí Salvador?

Hace sólo unos meses que se marchó y, como Borja Fernández, no necesita excesiva presentación. Roger Martí (Valencia, 03/01/1991) regresa al estadio José Zorrilla para, como poco, los próximos seis meses en lo que será el segundo intento del valenciano en colaborar por un ascenso blanquivioleta. Si sus lagrimas tras caer eliminados en el play-off 2015 en Las Palmas marcaron su primera etapa, ahora se busca que esas lágrimas regresen pero que tengan otra emoción bien distinta.

 
Su recuerdo en Valladolid es muy positivo. Pese a que sólo pudo disputar 17 partidos en todo el año por la grave lesión de rodilla que "le unió" con el entorno blanquivioleta, el valenciano consiguió ganarse al Pucela en pocos meses. Su trabajo, su derroche, su potencia, su profesionalidad y sus incansables movimientos ofensivos le colocaron en un privilegiado lugar la temporada pasada. No había duda. Si un integrante de la pasada campaña tenía que regresar al estadio José Zorrilla, éste era Roger. Braulio lo ha conseguido y el futbolista vuelve a enfundarse la blanquivioleta, pese a las "tres ofertas" que tuvo antes de firmar, con un objetivo entre ceja y ceja.

Movimientos valencianos

Como hace un año y medio, Roger Martí llega desde el Levante, club que lo firmó de la cantera del Valencia, a la que había llegado desde el humilde C.D. Serranos. La formación del nuevo delantero blanquivioleta se hizo en diferentes equipos valencianos. En todos ellos hablaban de la calidad, del instinto goleador y del futuro de un delantero que llegaría al mundo profesional. Lo consiguió después de todo lo que tuvo que luchar. Cumplió el sueño de llegar a la cantera ché pero en ella se topó con un gran rival. Paco Alcácer era su rival por el puesto de '9' y, poco a poco, se vio desplazado.
Ese poco protagonismo le llevó a buscarse el futuro lejos de Paterna. Firmó por el Levante y creció hasta llegar al primer equipo de la mano de Juan Ignacio Martínez. El ex entrenador del Real Valladolid apostó por el jugador hasta que éste comenzó su periodo de cesiones. Los préstamos eran vendidos al jugador como los últimos pasos antes de su formación antes ser el delantero del primer equipo. En Orriols se confiaba en él o, al menos, eso se promulgaba. Se posponía la apuesta por él y el jugador aceptaba las dos cesiones que ha vivido hasta hace unos días.
El pasado verano, cuando cerró su cesión en Valladolid, Roger estaba seguro de que su momento granota ya había llegado. Barral se marchaba y él asumía el peso de sustituir al máximo goleador en Primera de la historia levantinista. Lucas Alcaraz, sobre el papel, confiaba en él como, supuestamente, lo hacía Rubi a su llegada a club valenciano. Tristemente, nada fue lo esperado ni lo soñado. Roger Martí ha sido secundario en los planes de ambos entrenadores y ha vuelto a tener que hacer las maletas. Esta vez todo parece diferente y el convencimiento del jugador es claro. Quiere cerrar una etapa y llegar al estadio José Zorrilla para vivir y ascenso y, como dijo Borja Fernández en su presentación, vivir más allá del mes de junio.

Conocedor de Segunda

Sin las oportunidades con las que él soñaba o esperando el momento oportuno para que éstas llegaran, Roger Martí se ha hecho un gran conocedor de la categoría de plata del fútbol español. Ésta es su tercera aventura en la llamada Liga adelante. En ella roza los 20 goles y supera los 50 partidos. Dejando a un lado las cifras, el valenciano destaca por ser un futbolista que ha convencido en sus dos etapas. Tanto en Zaragoza como en Valladolid se valora al futbolista por su intensidad, su profesionalidad y sus goles. La afición le quiere y ésta "ha sido clave" para el regreso.
Para cerrar, por fin, su etapa de plata, el futbolista quiere "a la tercera, ir a la vencida". El nuevo delantero del Real Valladolid busca el ascenso y lo quiere vivir de blanquivioleta. No tiene dudas. Si un lugar se merece vivir su primer ascenso, éste es Valladolid. Pese a la escasa experiencia que vivieron sobre el terreno de juego, la unión que hicieron fuera de él fue brillante. Suficiente para vivir la celebración de un éxito.