Durante los últimos meses hemos visto como Valve ha centrado sus esfuerzos en devolver a Nuke la grandeza que tuvo antaño para que se siga jugando y poder verlo más en los partidos entre equipos profesionales.
Nuke ha sido desde su aparición en 1999 uno de los mapas más icónicos dentro de las diferentes versiones de Counter-Strike, pero desde hace un tiempo ha caído en el saco del olvido por diferentes razones. Analizamos algunas de las razones externas al mapa en sí que le han traído hasta aquí.
Con el éxito de Counter-Strike, son ingentes las cantidades de nuevos jugadores que han llegado al juego de Valve intentando emular a sus jugadores favoritos. De primeras, Nuke es un mapa complicado de jugar, hay muchas vertientes y entradas a las bombas que provocan una saturación para el jugador novel que a menudo juega con cuatro desconocidos. Esto sumado a los resultados abultados que se pueden ver (no es raro ir 12-3 empezando de CT) provoca un tilt pese a que la remontada sea posible con el consiguiente odio al mapa.
Los observer tienen un papel fundamental en las retransmisiones hoy en día. Se encargan de las diez cámaras de los jugadores y su papel es no perderse ninguna kill ni las jugadas claves dentro del partido. Nuke al ser un mapa a dos alturas muy definidas puede provocar confusión para saber en qué bomba se va producir la acción. Sin un buen observer el espectador puede estar toda una retransmisión si ver las jugadas interesantes lo que provoca el inevitable aburrimiento.
A raíz de la popularización del juego, la aparición de torneos profesionales ha crecido prácticamente de manera profesional. En lo que va de año, contando solo los torneos presenciales, hemos tenido el Major de la ELEAGUE, cs_summit 2, StarSeries i-League, IEM Katowice 2018 y la próxima semana empieza la WESG en China.
Nuke no es un mapa que se prepare en una semana, con tal cantidad de torneos resulta evidente que los equipos buscan mapas más confortables como Mirage, Cache u Overpass de cara a sus aspiraciones en los grandes torneos.
No son sólo los propios problemas del mapa, analizar por qué no se juega Nuke implica entender todo el contexto de un mapa que cumplirá 20 años en 2019.