Si hay un problema que los juegos shooter en línea tienen desde hace años ese es el de los cheats o trampas que se desarrollan para facilitar el trabajo de los jugadores. El caso más emblemático es el de Counter-Strike, que lleva años arrastrando esta problemática pero para que Riot Games con su Project A quiere cerrar la puerta a los posibles hackers que tengan intenciones de hacer lo mismo.
El mercado de los cheats muy jugoso para los expertos en el tema puesto que, hay desde aficionados hasta profesionales que quieren suplir sus carencias mecánicas y de aim con programas externos. Son casos sonados los de KQLY o en clasificatorios de Major y torneos importantes.
Por todo ello, Riot Games, consciente de que Project A no puede llegar con carencias en este ámbito, ha querido explicar cuál es la filosofía de los desarrolladores para que no suceda lo mismo que con el juego de Valve, en una lucha que parece que nunca va a acabar.
La explicación, a través de anillos de poder resulta sencilla para cualquier usuario. El caso es que, los desarrolladores de cheats buscan estar en un nivel de poder mayor que al que llega el juego o el anti-cheat del juego. Es decir, si el anti-cheat del juego llega al anillo 2 y el cheat instalado opera en el 1, no se detectará y por tanto pasará inadvertido.
Esto no es algo novedoso puesto que tanto EasyAntiCheat, Battleye, como Xigncode3 siguen esta misma filosofía de acción con mayor o menos éxito. Riot Games está buscando poder actuar en el nivel más bajo posible para que los creadores de cheat no tengan posibilidades de pasar inadvertidos además de, no poner en peligro la vulnerabilidad o seguridad de nuestros equipos.
Todavía queda tiempo para ver en qué termina Project A pero lo que es seguro es que Riot games pondrá mucho de su parte para que nadie arruine la experiencia de los jugadores.