El ministro de Consumo del Gobierno de España, Alberto Garzón, se propone regular las cajas de recompensas dentro de los videojuegos, también conocidas como 'loot boxes' o cajas de botín, para prevenir la ludopatía entre los menores de edad. Esta propuesta ya fue tomada por otros países como Bélgica y Francia.
El ministerio ha definido esta práctica como el equivalente a un juego de azar que puede incitar a comportamientos de consumo compulsivos asociados al azar, similares a los de una máquina tragaperras. Los usuarios, usualmente menores de edad, pagan pequeñas cantidades de dinero por un premio aleatorio en un videojuego y se da más a menudo en juegos para los teléfonos móviles, que suelen ser incluso más accesibles.
Muchas veces, los padres y madres no son conscientes del gasto o consumo de sus hijos en estas cajas de loot, ya que en muchas ocasiones los juegos son denominados como gratuitos. La industria utiliza esta técnica para fidelizar al usuario y mejorar su experiencia de juego. En otro caso, los denominados 'pay to win', crean la necesidad de gastar dinero real para llegar a niveles mejores o ganar partidas.
Los loots se han convertido en una gran fuente de dinero para el sector de los videojuegos, cuya industria en España facturó en 2018, según la Asociación Española de Videojuegos (AEVI), 1.530 millones de euros, casi el triple que la industria del cine (585 millones).
El mejor ejemplo de todos, no solo en España, si no alrededor de todo el mundo, y lo que supone toda una mina de oro para la compañía, es el caso de los sobres de jugadores de FIFA. EA Sports se embolsa millones con estos micropagos, superando y con creces los ingresos recibidos por las ventas del propio juego. Compras en las que no se garantizan el objeto deseado, pues muy diferente son los sonados casos de micropagos en Fortnite o League of Legends, en el que se paga directamente por el objeto deseado en la mayoría de ocasiones.