El efecto arrastre de ciertas cartas de bridge spam en Clash Royale siempre está presente en el meta hasta popularizar combos capaces de destrozar torres enemigas en sólo segundos, un aval con nombre y apellidos en los famosos rompemuros entre un ejército de hechizos dignos de cualquier episodio final de serie épica.
El control de las oleadas en Clash Royale en la lucha por las matemáticas del elixir no es más que una de esas leyendas con las que aguantar partidas de más de tres minutos, pero el verdadero significado del juego está en destrozar todas las reglas para tumbar una torre en 11 segundos y acabar así con la ilusión de los rivales.
Eso es al menos lo que se saca de uno de los combos más arriesgados y a la vez divertidos del juego, un push único con lanzamuros capaz de derrumbar edificios rivales sin apenas esfuerzo, pero sí con un mínimo de ayuda. Con la clonación bajo la manga, el ejercicio de poner en pie el combo pasa por acompañar ambas cartas o bien con la furia o con una carta que haga de tanque como el minero, y con esos 8-9 de elixir la fiesta está asegurada.
Más allá del push habitual de bárbaros de élite, la puesta en escena de este ataque es única y sólo funciona en un momento de debilidad del enemigo en el que sepamos a ciencia cierta que apenas tiene cartas para defender, porque con una sola tropa puede frenar por completo todo el combo, pero la gracia de está en esconder tus cartas.
El ataque de los rompemuros a veces se permite si no hay mucho elixir que defender, pero si se esconde el acompañamiento de la clonación justo para un golpe a la torre, el daño puede provocar la caída directa de uno de los dos edificios de la princesa y eso cambia por completo la partida.
Es arriesgado pero como lo son otros tantos mazos de bárbaros de élite donde colocar una condición de victoria tan frágil de 6 de elixir se termina perdiendo en el horizonte, aquí todo parte de buscar un ciclo sencillo para los rompemuros, encontrar el momento adecuado y esperar la magia.