El balance de Clash Royale tiene tantas aplicaciones como posibilidades hay dentro del juego para apropiarse del meta según los modos o el tipo de partidas, pero la diferencia más grande de todo el juego no está en la skill sino en el nivel conseguido, la base de cualquier ciencia para imaginar siquiera una realidad como lo es ver a una única mosquetera destrozar por completo una torre de princesa.
El choque de niveles en cualquier partida de ladder es de las experiencias más duras de Clash Royale por la dificultad para escalar ante bárbaros de élite de nivel 16 desde la aparición del espejo, pero más duro aún es ver un mazo enemigo repleto de niveles 14 sin dar siquiera opción a jugar una partida igualada.
En esa llamada aparece a veces un matchmaking aún más abusivo donde un jugador de nivel 10 choca con otro en el 14 y en esa locura aparecen interacciones tan locas como ver a una mosquetera al máximo tirando sola una torre de princesa por sí misma, sin la ayuda de hechizos, espíritus, curaciones ni extras externos.
Los 350 de daño de cada balazo de la mosquetera son fundamentales para entender esta jugada pero la clave está en la vida de la tropa por aguantar tantos ataques de la torre enemiga sin apenas ver cómo baja su vida, un choque de realidades donde el free-to-play se nota en exceso.
Formar un único mazo con el que subir en el juego puede llegar a ser frustrante por eso el valor de los modos de juego alternativos tanto en el clan, desafíos como en los amistosos es la clave para disfrutar de Clash Royale más allá de las copas totales o el nivel de cada carta.