Riot Games se ha visto obligado a dar varios pasos hacia atrás en su ambición. Volver para avanzar hacia un futuro más sostenible en la compañía, que admite que muchos de sus proyectos suponían fuertes pérdidas. Lo que ha significado el despido de hasta 530 empleados, el 11% de la plantilla de la compañía.
Riot admite que, a medida que multiplicaban su plantilla, el reparto de esfuerzos no fue el más óptimo, y en algún punto del viaje perdieron la visión sobre lo que más necesitaban los jugadores, tomando malas decisiones. Viéndose ahora obligados a tomar esta decisión para priorizar su compromiso con League of Legends, Valorant, TFT y Wild Rift. Así como proyectos externos como el apartado musical, los esports y Arcane.
Riot Games es consciente de que esta decisión no solo les afecta a ellos como compañía, si no a numerosas personas y familias. Un paso que han intentado abordar con respeto, sensibilidad, y transparencia. Compartiendo la carta a los empleados con toda la comunidad.
La compañía también ha admitido que LoR "se ha enfrentado a problemas financieros desde su lanzamiento, ya que su desarrollo y mantenimiento cuestan mucho más de lo que genera". Comenzando a implantar cambios para que el juego sea sostenible. Enfocándose en un PvE, donde los usuarios pasan la mayor parte de su tiempo.
Por otro lado, Riot Forge sí echa el cierre. O lo hará tras el lanzamiento de Bandle Tale - A League of Legends Story. Orgullosos de lo que han logrado hasta ahora. Pero también obligados a poner fin a este experimento con desarrolladores independientes.
¿El objetivo? Fortalecer sus puntos fuertes. En palabras de Riot Games: "Ya sea el próximo éxito de K/DA, la historia que se desarrolla en Arcane, la intensidad de un TFT Open, los escalofríos únicos de un quinto juego del Mundial o la atmósfera eléctrica de VAL Champs. Nuestro enfoque está en la calidad, impacto y experiencias unificadas para jugadores de todo el mundo".