PlayStation apoya en los hombros de Kojima gran parte del State of Play con la convicción del éxito...y es un hecho indiscutible. Sea cual sea la sensación frente al creador nipón, su sello es inigualable hasta el punto de ser el maestro de más de una cuarta parte del evento. Y si con Death Stranding 2 no fuera suficiente, Physint es como pronunciar a partir de ahora Metal Gear Solid pero en otro idioma.
La demostración inicial del State of Play es una hoja de ruta entre los próximos meses y años, pero hasta el desenlace de Kojima todo parecía un buen producto ultraprocesado. Y algunos adoramos esa sensación, pero hacía falta un buen pan de masa madre. Entremos en los Stellar Blade, Dragon's Dogma o Rise of the Ronin, nadie es capaz siquiera de iluminar otra cosa que no sea el don de Kojima. Ni siquiera la linterna del móvil de un Silent Hill gratuito ya disponible para PS5.
Un tipo capaz de vender un tráiler de 10 minutos que él mismo a editado a mano es un genio. Y si la conclusión es esa fumada genialidad detrás del futuro distópico de Death Stranding 2: On The Beach, la taquilla mundial está asegurada. Y los Óscars, el GOTY y lo que quiera, porque Kojima es un ser único capaz de hacer un cortometraje para un tráiler sin desvelar apenas nada y aún así engancharte.
Y entre luces y sombras, ha habido de todo en el State of Play. Ante la promesa de una nueva presentación exclusiva de Final Fantasy VII: Rebirth para este martes 6 de febrero (huele a demo), hay millones de opiniones.
Que un free-to-play opaque el deseado primer vistazo al remake de Silent Hill 2 es cuanto menos demoníaco. Y es que el tráiler del juego deja bastante que desear desde su concepción. La introducción en pleno 2024 de un remake de esa historia, a pesar de los gustos, no puede estar centrado en la acción. Y ese es el mayor debe de la presentación aún por encima de la falta de fecha, las críticas a los gráficos o al propio sonido del juego.
El padre de la criatura es a día de hoy director de cine, productor de tres videojuegos y casi CEO de Sony, o al menos eso podría imaginarse él. Kojima lo tiene todo para trascender con Death Stranding 2, y la manera de plasmar 10 minutos de su próximo videojuego es el respaldo de su visión.
Más allá de la conexión con lo que muchos querían y vivieron con DS, esta segunda parte aparenta ser mucho más ambiciosas. Entre personajes, narrativas y universo, todo parece ir un paso más allá y el único conector es una mente privilegiada capaz de hipnotizar a cualquiera antes de generar una opinión.
Y sí, Kojima es igual de importante que Death Stranding 2. Por eso él es el protagonista, siempre lo ha sido y a partir de ahora lo será más aún. Primero porque ha sellado con Sony un jugoso contrato, y segundo porque hará su nuevo Metal Gear para PS6 como el exclusivo que nadie pidió y todo el mundo querrá.
La cercanía con Dragon's Dogma 2 y sus buenas prestaciones para el próximo 22 de marzo es de lo más estable del State of Play. Con poco ha sabido generar mejores sensaciones que Rise of the Ronin o Stellar Blade, y aunque los gustos van por barrios, parece una apuesta segura.
En el resto del bloque hay momentos en los que detesto su universo y otros quiero probarle los 538 trajes a la prota de Stellar Blade y descansar tumbado en esa silla. Pero la realidad es que más allá de cinemáticas, hay ganas de saborear al detalle ese combate para ver si la profundidad del universo tiene tan buena pinta como la estética. Y mientras tanto, a esperar unos días para saber si el 6 de febrero tendremos demo de Final Fantasy VII: Rebirth.