Tras jugar y terminar por primera vez a Persona 3 Reload, no puedo dejar de pensar en todo lo que he echado de menos a Persona 5. Jugué por primera vez a la saga Persona con Persona 4 cuando salió en occidente para PS2, y posteriormente lo volví a rejugar en PSP Vita con su versión extendida Golden. Pasó por aquel entonces a convertirse rápidamente en uno de los mejores JRPGs que había jugado en mi vida: por sus personajes, por su historia, por su combate y la captura de personas.
Luego llegó Persona 5, que mejoró en todo a su predecesor, y se convirtió en uno de los mejores títulos del género para una gran cantidad de jugadores. A día de hoy, sigo considerando su versión Royal como uno de los mejores JRPGs de la historia.
Ahora sale el remake de Persona 3 para los tiempos modernos, un juego que no disfruté en su día, pero era consciente de que es muy querido para los fans. Tras darle una oportunidad, me ha resultado sencillo entender que lo hace especial, pero al mismo tiempo ha hecho que tras completar su aventura esté deseando volver a Persona 5.
Por un lado, esto se explica en el sistema de progresión. La saga Persona se caracteriza por presentarte una historia a través del día a día del protagonista, un estudiante que va al instituto y se relaciona con sus amigos. Nosotros elegimos que hacemos con nuestro tiempo libre, con quienes nos relacionamos o que atributos de nuestra personalidad desarrollamos. Esta cuestión adquiere un significado especial en Persona 3, un juego que está muy relacionado con el concepto del paso del tiempo. En Persona 4 y 5 se hace más hincapié en la importancia de estrechar vínculos, y como lo que nos da fuerza es aprender de los demás y colaborar con ellos.
El problema con Persona 3 es que se nota que es la entrega más antigua. Al ser Reload un remake muy fiel al original, también lastra algunos de sus problemas, como un ritmo irregular y un desarrollo más simple. La historia avanza muy lento y muchos de los vínculos que formamos son con personajes que en mi opinión no llegan a estar a la altura de lo que vemos en Persona 5.
Algo similar ocurre con las actividades. En Persona 5 hay mucho por hacer, pero se presenta de una manera muy orgánica, poco a poco, sin presionar demasiado al jugador. En Persona 3 hay menos que hacer, o al menos ofrece la impresión de que estas actividades no tienen tanto peso por si mismas, lo que hace que la rutina sea algo más repetitiva a la larga.
Se nota mucho que han ido mejorando el sistema con cada nueva entrega. Jugar por primera vez a Persona 3 tras haber jugado a una versión que es mejor en todos los sentidos solo acentúa esta sensación de ver un prototipo. No es algo malo per se, pero si que ha conseguido ofrecerme una mayor perspectiva respecto a lo que ya había visto en Persona 5, y me ha permitido valorar mucho más el esfuerzo y dedicación de Atlus en crear toda la experiencia de juego.
Valoro mucho más lo que hicieron con Persona 5, y viendo el recorrido de la saga, no puedo más que esperar con muchas ganas lo que nos puedan ofrecer en el futuro.