Análisis de Telmari: un indie capaz de enamorarte y sacarte de quicio

Este viernes, 16 de febrero, por fin celebramos el lanzamiento de Telmari. Siendo uno de títulos destacados del Steam Next Fest, fue inevitable no enamorarse de la obra de Phoenix Blasters. Aunque muy pronto podrá a prueba nuestra paciencia este plataformas indie, tan bonito como complejo.

Una vez dejado atrás el periodo de la demo, llegó la hora de lanzarnos a esta aventura. Un Telmari que para muchos se nos cuela en nuestra lista de indies obligatorios. Y una vez probado en profundidad, podemos decir que cada céntimo de lo que cuesta, merece la pena.

Como en todas las relaciones, hay roces. Y Telmari es el fiel ejemplo gracias a la enorme dificultad de sus niveles desde bien pronto. Lo que provoca que nos enganchemos aún más. Especialmente cuando, al completarlos, también se nos presentan retos adicionales que nos provocan para reiniciarlos y apurar tiempos.

Todo comienza en paz, y nos creemos que va a ser una aventura trepidante al estilo Tombi. Sin embargo pronto nos vamos a dar cuenta que de relajante no tiene nada. Presentándonos, con un argumento sencillo pero eficaz (¿O acaso no es así como comienzan los mejores plataformas?), lo que nos mueve en esta reinvención de los clásicos.

Nos trasladamos al mundo de Agra, donde nuestros girasoles empiezan a estar amenazados por unas extrañas raíces. Estas son procedentes del Árbol Llameante Eterno, y son extremadamente mortales para nuestros queridos girasoles, y también, como pronto descubriremos, para nosotras mismas.

Sin embargo no estaremos solos. Contaremos con la inestimable ayuda del Anciano. Un ágil felino que nos guiará por los cinco mundos, hasta llegar al área del Árbol Maldito. No sin plantearnos el reto de superarle en cada uno de los retos.

La aventura completa de Telmari está dividida en 100 niveles diferentes, a cada cual más complejo que el anterior. Con nuevos elementos a tener muy en cuenta, como enemigos que no podremos vencer; pero también otros que nos ayudarán, proporcionándonos nuevas formas de sortear objetivos dentro de ese nivel.

El primer paso que tenemos que tener en cuenta es que es obligatorio jugar con un mando. Con teclado no es imposible, pero la dificultad se incrementa al extremo. Especialmente cuando Telmari nos exige una agilidad de apuntado y velocidad de disparo, que con las teclas se antoja imposible en algunos niveles. E incluso con mando, se pone a prueba constantemente nuestra habilidad y paciencia.

Y eso que la premisa es clara. Tenemos un arco que dispara flechas que se quedan pegadas a suelos, techos y muros. Cada flecha puede soportar dos saltos o un tiempo total de cinco segundos. Y con ello deberemos de ser lo suficientemente hábiles para realizar todos nuestros combos. Con munición infinita, eso sí.

Lo interesante llega cuando el Anciano empieza a 'picarnos' para completar el nivel más rápido que él, y así ganarnos el trofeo correspondiente de cada uno de los 100 niveles. Aunque simplemente completando cada fase, podremos avanzar a la siguiente.

La sencillez de su gameplay es lo que nos atrapa. Pues aunque en muchas veces es normal morir de manera reiterada (cuando no es por un enemigo es por el último pixel de una raíz que no hemos logrado esquivar del todo), se termina convirtiendo en un aliciente a seguir sin parar.

Las conclusiones de Telmari

Al ser un juego indie, posee algunos pequeños fallos menores. Nada que afecten al gameplay como errores de traducción o de la integración de los bocadillos de texto, en función del tamaño que pongamos. Así como el uso de otras fuentes en las letras con tilde. Por lo demás, el juego se convierte en todo un paseo emocionante y que saca lo mejor de nosotros.