El trono del Infierno ha quedado libre. Los demonios mayores se frotan las manos: saben que tienen una oportunidad de hacerse con el control del inframundo. Pero la tarea no es sencilla, menos en un entorno tan hostil y traicionero. Y eso también lo hace divertido.
Esta es la idea que subyace detrás de Solium Infernum, reimaginación del clásico de 2009 traído por la desarrolladora League of Geeks, creadores de Armello. Estamos ante un título estratégico de conquista de territorios, que bebe de lo que los creadores ya consolidaron en su trabajo previo pero con el Infierno como escenario. Los jugadores tomarán el papel de los grandes demonios en su carrera por dominar los bajos fondos de la tierra, cada uno con sus propias habilidades que los diferencian completamente del resto.
En una primera toma de contacto, puede parecer que estamos ante un juego 4X con un estilo tipo Civilization, pero la idea se desvanece a medida que vamos aprendiendo sus mecánicas. Bajo el papel de nuestro demonio particular, ordenaremos a nuestras tropas que vayan moviéndose por el mapa para anexionar las tierras libres a nuestro dominio.
Este hecho ya de por sí genera tensión, ya que no podremos desperdiciar ni un turno para evitar que nuestros contrincantes nos arrebaten el espacio. Expandir el territorio es la forma más sencilla de ir ganando prestigio y nos acerca a fortalezas desperdigadas por el mapa, que podemos asediar para aumentar aún más nuestro poder y otorgar experiencia a nuestro ejército.
Esta tensión se acrecienta cuando vemos que contamos solo con dos acciones por turno, por lo que es incluso más importante pensar muy bien que vamos a hacer. No solo podemos mover a nuestras legiones por el mapa, podremos recolectar recursos, comprar nuevas unidades, utilizar habilidades o aprender nuevas e incluso interactuar con los otros demonios de formas por lo general poco amigables.
El punto más original de Solium Infernum es esta interacción, basada principalmente en fastidiar de algún modo a los oponentes. Como buenos demonios que somos, podremos insultarlos, retarlos o amenazarlos, siempre con el objetivo de arrebatarles recursos o abrir la posibilidad de iniciar las hostilidades contra sus fuerzas y territorios. También podremos comercial de buenas, pero resulta una opción menos apetecible cuando el resto nos permite obtener beneficios mucho mejores.
Jugar con amigos lo hace más divertido todavía, y en parte genera esa sensación de estar jugando a un juego de mesa en línea con ellos. Solium Infernum es una propuesta en la que no es muy complicado empezar, y el equipo lo diseñó teniendo muy en cuenta el apartado multijugador. Poder iniciar rápidamente a nuestros amigos en sus reglas, empezar a intercambiar turnos e ir aprendiendo a jugar sobre la marcha.
Con el tiempo comienzas a diferenciar unos demonios de otros, sus ventajas e inconvenientes, a conocer las habilidades que se pueden adquirir o las legiones que se pueden reclutar, que generales van mejor para liderar nuestras huestes o que artefactos les podemos equipar. Son detalles que van conformando un todo lentamente, y lo que otorga variedad al conjunto.
El combate no es muy complicado de entender pero resulta lo suficientemente interesante. Tanto unidades como edificios cuentan con tres valores de daño que se aplican en orden: Daño a distancia, daño cuerpo a cuerpo y daño arcano. Los tres daños se van aplicando a la vida del rival si su valor supera al del otro, y el combate termina una vez que una de las dos fuerzas acaba sin vida tras una de las tres fases o una vez que se acaban las tres.
Si ninguno de los dos oponentes cae derrotado, pueden seguir luchando en un turno posterior, pero teniendo en cuenta que el desgaste de salud se mantiene. A las diferencias en los valores de estos tres tipos de daño se añaden ciertas habilidades pasivas, la posibilidad de mejorar el daño de cierto tipo o poder debilitar al enemigo, aunque muchas de estas opciones requieren de un gasto importante en recursos.
Aún así, no todas las decisiones del juego nos han convencido de la misma manera. Se agradece la buena cantidad de demonios que podemos elegir, así como todas las pequeñas opciones de personalización que pueden ir componiendo nuestra estrategia para la partida. Lo que quizás empaña un poco la experiencia es el azar generado en algunos de sus sistemas.
Por un lado, en algo tan importante en esta clase de propuestas como es la economía. Disponemos de cuatro tipos de divisas, necesarias en diferentes cantidades para obtener prácticamente cualquier progreso. La principal forma de obtener estos recursos al principio de la partida es con la opción de recolectar tributos gastando una de nuestras dos acciones.
El problema es que no podemos elegir la divisa que vamos a obtener, esta se nos otorga aleatoriamente a partir de tres monedas, de las que tendremos que elegir dos. Además, esas monedas pueden tener un valor de 1, de 2, o ser comodines entre varias de las divisas, lo que acrecienta todavía más el componente azaroso y evita que podamos planificar los primeros turnos como queramos. Por si fuera poco, estas monedas deben utilizarse tal y como las conseguimos para pagar los costes, lo que en muchas ocasiones provocará que desperdiciemos recursos de más al no añadirse a un fondo común.
El otro problema que resta valor estratégico es la disposición de las fortalezas en el mapa al comienzo de la partida. Si uno de los jugadores empieza teniendo dos fortalezas cerca de su posición inicial mientras que otros empiezan alejados de todo, se crea un desequilibrio bastante injusto y que puede generar bastante desequilibrio ya desde los primeros turnos.
El mapeado tampoco ofrece muchos elementos adicionales que se puedan aprovechar, salvo la aparición de ciertas criaturas cuya derrota también otorga prestigio. Y de nuevo, los jugadores que estén más cercanos a ellos cuando aparezcan tendrán ventaja respecto a sus contrincantes.
Solium Infernum es una propuesta entretenida de estrategia ligera, con un apartado artístico muy llamativo que recuerda a diseños de películas de Tim Burton y mucho potencial al estar tan enfocado en fastidiar al oponente, sobre todo en su vertiente multijugador.
No es muy recomendable si buscas un juego más complejo o más equilibrado, ya que se basa mucho en el azar y es fácil que un jugador obtenga ventaja por elementos aleatorios y no tanto por su habilidad táctica. Si te atrae la temática y no te importa mucho el desequilibrio, sin duda se trata de un juego que puede brindar tardes muy entretenidas en grupos de hasta 6 jugadores. Puede que no tenga tanta vida útil si juegas en solitario, al no ofrecer muchos modos de juego más allá de desafíos rompecabezas por cada demonio y las partidas de dominio convencionales.
60/100