El amor por el RPG bajo el manto de Vanillaware es un manantial infinito en términos jugables, el mayor brillo de Unicorn Overlord. La estrategia eleva sus requisitos al máximo nivel con una propuesta totalmente diferente respecto a los juegos tácticos de combate por turnos, y deja la libertad bajo la gestión previa al combate. La toma de decisiones no es a quién atacar, sino cómo moldear al personaje antes de cada batalla para que este lo haga automáticamente, y las posibilidades son infinitas.
Perseguir las habilidades pasivas y activas de hasta 60 personajes puede ser una losa para muchos, excepto en cada rincón de Unicorn Overlord. El adiestramiento personalizado de los automatismos del RPG es una de las mayores virtudes del título, porque involucra al jugador con naturalidad gracias a la gestión previa. Y esa es la mayor victoria de Vanillaware tras un triple salto mortal con un juego que ha necesitado recursos durante su desarrollo.
Ese riesgo convierte cada espacio de Unicorn Overlord en un descubrimiento incluso de las misiones secundarias. Y da gusto hacerlas, no sólo por el descubrimiento de historias y personajes, sino por las posibilidades jugables. Y es que este es un juego hecho para los fans del género, para los que quieran nadar hacia la nada en un mar interminable donde la dificultad domina. Porque sí, si has superado todos los Tactics con entereza, la máxima dificultad es un verdadero reto aquí.
Esa gestión a modo manager de los 60 integrantes de una misma plantilla a veces pasan la historia a un segundo plano, pero es tan efectivo que funciona. Y todo a pesar de los convencionalismos de la trama con un hijo en busca del trono perdido, un arquetipo moldeado aquí por la jugabilidad antes y después de cada combate.
En ese punto entra la exploración. A priori algo sencilla en el mundo abierto por estar dirigida sin que parezca estarlo, pero sobre todo por cómo se vincula con los combates. El asedio de ciudades, pueblos y aldeas no son sólo ocho o nueve combates seguidos, es un redescubrimiento donde cada paso importa. Y no sólo eso, ir a caballo o en un grifo gana partidas tanto como moldear el equipo entre debilidades y fortalezas.
Todavía necesitamos unas cuantas horas más para superar Unicorn Overlord al completo, pero con esa máxima dificultad activada las victorias valen más. Al menos en la experiencia de un game con muchísimas horas de tactics y estrategias envuelto en todo tipo de combates. Y este no es como los anteriores, es renovador y guarda un imán perfecto para muchas horas.