La revolución de Assassin's Creed Shadows ha cambiado muchas cosas, casi todas ellas a mejor. Un enorme salto cuantitativo que nos hacen disfrutar de uno de los mejores títulos de la saga, lo cual es el doble de impactante debido al bajón de los últimos juegos de la franquicia. Pero hay otras muchas cosas que no cambian, como es el lidiar con las alertas regionales cuando nos pillan haciendo algo que no debemos. Con mecánicas que vuelven a cambiar con respecto a Mirage.
Y es que a lo largo de esta historia, que nos volverá a exigir un buen número de horas de juego, el meternos en problemas es algo que va a sucedernos en repetidas ocasiones. No tanto como con la última entrega. Pero sí lo suficiente para que sea un fastidio por todo lo que supone una alerta regional. Y en ello será clave lo que nos esforcemos en subir de nivel nuestra Guarida y algunos de sus edificios principales como el Estudio y el Kakurega.
Si en el último título teníamos que tener cuidado con los civiles, ahora volvemos al sistema regional. En Mirage era un incordio el tener siempre carteles de búsqueda, pues siempre habrá alguien que haya visto algo que no debíamos hacer. Eso queda atrás, ya que no transcurre todo ni mucho menos en la misma ciudad. Eso sí, hay vías para evitar que nunca jamás lleguen a buscarnos. Pues todo empieza cuando un enemigo hace sonar una campana de alarma. Esto alertará a todos los clanes aliados de la región, conocido como la Alerta Regional.
Algo que no va a ser plato de buen gusto. Ya que si provocamos que suene, esto hará que aumente la dificultad en la región. Haciendo que los enemigos estén mucho más pendientes de todo, cambiando rutas y su propia percepción. Y se sumarán patrullas de Guardias, tratándose de enemigos mucho más fuertes que el resto. Tanto por los caminos como principalmente en la ubicación donde la has hecho sonar.
Si esto ocurre, bastará con abrir el mapa para ver el estado de alerta de esa región en concreto. Y podremos ver señales de humo cerca de las principales localizaciones, indicándonos el estado de alerta. Por tanto, tendremos que ponernos manos a la obra para tratar de eliminar la amenaza, y podremos hacerlo de tres modos diferentes.