Selfloss significa ‘pérdida de sí mismo’, lo que puede interpretarse como la propia muerte. Y sobre la muerte va este juego indie que nos llega de la mano del estudio de Kazajstán, Goodwin Games, un estudio formado por tres desarrolladores y artistas. El juego es una mezcla de aventura, exploración y puzles y está inspirado en el folclore eslavo e islandés.
Un juego hermoso en lo visual, de ritmo lento y pausado, con un tono melancólico y triste que nos pone en la piel de un anciano con un bastón mágico que deambula por mares y lagos, luchando contra criaturas míticas y ayudando a las almas necesitadas.
Kazimir es un anciano curandero que acaba de morir, aunque se le permite volver del otro mundo para servir de manera temporal a una deidad que se ocupa de ese lugar entre la vida y la muerte donde muchas almas terminan atrapadas. Este lugar es un océano plagado de islas y peces voladores donde se atascan los espíritus que no han encontrado la paz o que han dejado algún asunto por resolver. Kazimir, con un cuerpo maltrecho por los años pero una gran determinación, tendrá que intentar curar a las almas que va encontrando, mientras busca su propio camino e intenta aceptar su propia pérdida para abandonar también este plano.
Para ello, nuestro anciano protagonista cuenta con un bastón mágico que proyecta una luz que le abrirá paso de muchas maneras a través de los puzles y acertijos, además de ser muy útil para enfrentarse a los enemigos que pueblan esta extraña costa: unos monstruos deformes conocidos como miasma. La luz del bastón se controla con el stick derecho de nuestro mando, mientras los movimientos de Kazimir los controlamos con el izquierdo.
Esto permite defendernos en los combates, mientras el pobre anciano se mueve lento hacia atrás o los lados o, incluso, haciendo una dolorosa voltereta en el suelo, mientras el bastón cuenta con cierta autonomía para dirigir sus ataques a los molestos monstruos. Y el viejo también puede dar un golpe con su guadaña si hace falta.
No hay demasiados combates, y esto se agradece, porque desde luego no es el punto fuerte del juego. En realidad, los combates son un tanto frustrantes y duros de completar. Pero entendemos que para un viejo no debe ser fácil intentar sobrevivir al ataque directo de estos molestos y letales bichejos. Por eso, tras unos cuantos combates, estos comienzan a ser algo molestos por repetitivos y lentos, pero como decimos el juego no abusa mucho de ellos.
De lo que sí abusa, para bien, es de los puzles. En el juego tendremos que darle al coco y combinar, de muchas formas, las habilidades de Kazimir. Su bastón de luz permite activar mecanismos, marcar señales y guiar a animales con su luz. Además, podemos abandonar el bastón en cualquier sitio y manejar su luz mágica de manera independiente. Luego pulsamos un botón y el bastón vuelve a las manos de nuestro curandero.
Los puzles van ganando en tamaño, complejidad y elementos, sin pasarse de dificultad, pero siempre presentando un desafío. La variedad y la inteligencia con la que están construidos nos ha conquistado y, sin duda es lo mejor del juego junto a la historia y su apartado artístico.
Es verdad que el título sufre de algunos problemas de rendimiento y, sobre todo, hemos encontrado la mayor pega en su cámara. Desde el principio es un problema para movernos por los escenarios, sobre todo cuando estamos navegando en una pequeña barca que nos sirve de medio de transporte. En muchas ocasiones la cámara, que es automática y no podemos manejarla, consigue que algún elemento del escenario nos tape la visión y no veamos qué hace nuestro personaje. Esto no pasa de leve fastidio en algunos momentos de exploración, pero cuando lo sufrimos en medio de un combate o intentando resolver un puzle, la cosa se vuelve más frustrante.
Pero, a pesar de estos pequeños fallos gráficos, de cámara y algunos bugs que esperamos vayan corrigiéndose tras el lanzamiento (el juego ya está disponible en PC y desde hace unos días también en consolas), la historia que cuenta, su tono y su misterio, nos atraparon y nos obligaron a seguir hasta el final. A nosotros nos llevó algo menos de 8 horas completar una historia que ha logrado impresionarnos. Una historia triste, claro, y que va volviéndose más oscura y melancólica a medida que avanzamos hacia el impactante final.
Y mientras recorríamos este viaje, hemos explorado despacito sus entornos y buscado incansables los recursos y coleccionables escondidos en los recovecos de todos ellos. Unos coleccionables que profundizan en la historia del juego. Un juego que cuenta con un adorable apartado artístico, con unos diseños simples y llamativos que hacen ‘algo agradable’ una historia aterradora, oscura y algo perturbadora. No en vano estamos hablando de la pérdida y de aceptar la propia muerte.
Selfoss es un juego de aventura, exploración y puzles que hay que disfrutar asumiendo su ritmo lento, pausado y melancólico. No hay que tener prisa porque su protagonista es muy lento y hasta sus combates, lo mas flojo del juego, se resuelven muy despacio. Pero su historia, su apartado artístico y su mensaje nos ha cautivado y hemos disfrutado de sus puzles y acertijos. Un título muy disfrutable si te gustaron juegos como Limbo o Arise.
Lo mejor
Lo peor
75/100