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Dead Rising Deluxe Remaster, un lavado de cara que acentúa los problemas del original

Dead Rising Deluxe Remastered, estrenado este pasado 18 de septiembre.
Alejandro Ruiz

Han pasado 18 años desde que la versión original de Dead Rising saliera al mercado, convirtiéndose de inmediato en un nuevo éxito de Capcom bajo la premisa de ofrecernos más zombies que en Resident Evil pero con un tono mucho más cómico.

Ahora, en mitad de una nueva edad de oro de las remasterizaciones y remakes, Capcom ha decidido lanzar una mejora en todos los sentidos de aquella propuesta. Y aunque curiosamente lo llaman remaster, estamos hablando de una reconstrucción total basada en el motor Re Engine que tan bien les está funcionando a la compañía en sus últimos títulos.

Lo primero que tengo que decir es que no jugué personalmente en su día al original. Quizás eso haya influido en hacerme una idea equivocada sobre lo que Dead Rising significaba. Yo aquí esperaba encontrarme un juego tonto y absurdo sobre reventar zombies con sillones y motosierras, facilón y con narrativa cutre. Bueno, en gran parte, eso es lo que es. Pero me ha sorprendido descubrir mucho más, para lo bueno y para lo malo.

Dead Rising nos pone bajo el control de Frank West, un reportero que viaja hasta una pequeña localidad americana para investigar unos extraños sucesos. Lo que se encuentra es un apocalipsis zombi, que lejos de amedrentarlo, lo convence de meterse en mitad de todo el fregado para destapar lo ocurrido. Su transporte lo deja en el helipuerto de un enorme centro comercial, con la promesa de volver a recogerlo en un plazo de 72 horas. El juego inmediatamente se convierte en una carrera contrarreloj en la que tendremos que explorar el edificio y documentar los eventos.

Lo curioso de la historia, que en este remake se mantiene inalterable, es que lejos de abrazar el tono absurdo y cómico ofrecido por la jugabilidad, se mantiene seria en varios puntos, incluso llegando a mostrarnos varios momentos realmente interesantes. Eso me ha producido bastante desconcierto al jugar por la extraña mezcla de tonos. Por ejemplo, me resultó muy chocante estar luchando contra un payaso desquiciado que te ataca con dos motosierras para que a los pocos minutos un personaje empiece a criticar el consumismo extremo de la sociedad americana y sus efectos colaterales.

En el fondo del juego hay un mensaje bastante relevante actualmente que me hizo ver cómo los zombies dentro del centro comercial eran una metáfora, un fuerte ataque en contra del capitalismo y la insensibilidad global, el culto al egoísmo desmedido que nos llevará a todos a la devastación. Y todo esto en el mismo juego que nos permite ponerle un cono de tráfico a un zombi en la cabeza para luego ganar experiencia haciéndole una foto.

La parodia del juego original también se cebaba con el concepto del paparazzi, el fotógrafo que va en busca del morbo por encima de todas las cosas. No por nada nuestro amigo Frank gana experiencia por inmortalizar las muertes, las visceras, lo ridículo. En esta versión al menos se ha decidido recortar en mal gusto quitando la posibilidad de fotografiar a algunas de las mujeres del juego en posturas eróticas. Por suerte esa “gracieta” tan típica del momento se ha dejado de lado.

El comportamiento de Frank, y por extensión del jugador, entra dentro de esa crítica general. Al morbo, a la frivolidad, a la persecución del fin sin que importen los medios. El periodista gana experiencia y va mejorando al relatar el horror, pero mientras lo hace disfruta de sus instantáneas, como si molara mucho ver una cabeza reventando. Y es aquí dónde encuentro la genialidad de Dead Rising, en como se mete con su propia audiencia sin que estos siquiera lo perciban.

Dicho esto, hablemos ahora de las mejoras de este remake. Más allá de lo evidente en el tema gráfico, se ha intentado modernizar la jugabilidad para adaptarla a los tiempos más actuales. Pero creo que no ha llegado a conseguirse del todo.

En su momento, las peores críticas del Dead Rising del 2006 se centraron en los rescates de supervivientes. Mientras exploramos el centro comercial, y de manera paralela a las misiones principales, podremos ir encontrando y escoltando a personas para salvarlos mientras luchamos contra las legiones de los muertos vivientes. El problema es que esta actividad en sí es más tediosa que divertida, y no es algo que se haya conseguido arreglar en esta revisión. Se ha mejorado la inteligencia artificial de los compañeros, pero sigue siendo tremendamente frustrante el estar llevando de la mano a todos estos supervivientes mientras limpiamos el camino de zombies. Es una actividad lenta y poco gratificante, más aún dentro de un juego en el que la gestión del tiempo es tan importante.

Para poder avanzar con cierta comodidad y sin que ninguno de estos compañeros mueran por el camino, hace falta conocer bien el terreno, planificar un poco la ruta y descubrir las mejores armas disponibles. Eso sin olvidarnos de ir encontrando puntos de interés a los que sacar fotos para conseguir más puntos y subir rápido de nivel. Si no tienes todos estos elementos en cuenta, puede que te encuentres en la situación de tener poca vida, que todas tus armas se hayan roto y estar escoltando a varios personajes sin forma de conseguir mantenerlos con vida. Y eso mientras el temporizador sigue pasando.

No ignoro que es un sistema exigente y con cierta profundidad en sus mecánicas. Sigue siendo increíble la cantidad de armas distintas que se pueden emplear para acabar con las hordas de zombies. También es digno de alabanza todas las distintas actividades que se pueden realizar para conseguir puntos. Pero este no es un juego para todo el mundo. Requiere mucha paciencia y mucho conocimiento sobre cómo funciona para superar la partida de forma óptima. Para algunos, sobre todo para los que ya jugaron el original, nada de esto importará. Pero personalmente veo una oportunidad perdida para ofrecer una experiencia menos tediosa, más centrada en lo divertido sin que por ello se pierda el espíritu de su antecesor.

También me ha resultado extraño que mientras se ha respetado mucho el material de base, se ha optado por cambiar uno de los elementos más característicos: la interfaz. En el Dead Rising original, la interfaz entraba dentro de toda esta parodia sobre el mundo del periodismo. Los mensajes al subir de nivel se mostraban como titulares del telediario y el propio menú utilizaba un diseño propio de un informativo. En este remake se ha decidido por prescindir de toda esa dinámica y sustituirla por una interfaz un poco sosa.

Se agradece al menos que el control del personaje se ha mejorado, que el uso de las armas es mucho más preciso, sobre todo en el caso del apuntado, y que se ha agregado la función de guardado rápido. Pero todas estas novedades no resuelven lo que más se criticó en su día. Y más allá de algunas mejoras puntuales, tampoco se ha agregado ningún contenido nuevo.

En conclusión, Dead Rising Deluxe Remaster se ha limitado a modernizar ligeramente al título original, sin solucionar sus problemas más graves ni aprovechar para aportar más contenido. Seguirá gustando a los que disfrutaron del primero, pero puede que decepcione a los que jueguen por primera vez sin saber a lo que vienen.

Lo mejor

  • Mantiene el espíritu del original pero con unos gráficos muy mejorados
  • Se han realizado mejoras en el guardado o en la IA de los compañeros
  • El uso de las armas es mucho más satisfactorio

Lo peor

  • La escolta de supervivientes sigue siendo igual de frustrante.
  • Cierta oportunidad perdida de añadir contenido adicional.

75/100

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