Si te gustan las aventuras gráficas, o también las aventuras narrativas con algunos puzles y acertijos, tenemos que recomendarte muy fuerte The Holy Gosh Darn, una divertida propuesta que nos llega desde el estudio independiente noruego Perfectly Paranormal. Una aventura ‘celestial’ que mezcla situaciones absurdas, delirantes, irreverentes y blasfemas pero que lo hace para reflexionar, a su manera, sobre temas filosóficos como el paso del tiempo, la muerte y hasta el sentido de la vida. Pero todo con un peculiar y absurdo sentido del humor y una narrativa y jugabilidad que nos ha cautivado.
The Holy Gosh Darn es el tercer juego de este estudio noruego y es la tercera entrega de una trilogía que ellos llaman “La Trilogía del Martes” y que comparten universo y marco temporal (todas ocurren el mismo martes) con sus juegos anteriores: Manual Samuel y Hellheim Hessie. Y además comparten al mismo personaje secundario que nos guía por todos los juegos: una desastrosa y despreocupada Muerte.
En el genial Manual Samuel teníamos que manejar todas las extremidades del cuerpo de su protagonista de forma independiente y conseguir ayudarlo así a completar un día de su vida y en Hellheim Hessie encarnábamos a un vikingo que podía extender sus extremosidades para utilizarlas de formas muy locas para completar puzles y acertijos. Aquí sus creadores se olvidan de su obsesión por las extremidades y le dan el protagonismo a un reloj que nos permite viajar en el tiempo.
En The Holy Gosh Darn, una expresión que en los subtítulos al castellano del juego traducen muy libremente como ‘El Santo Copón’, encarnamos a un ángel celestial, ‘Cassiel de la Celeridad’, que vive aburrida en el cielo hasta que un fatídico martes cualquiera descubre que un evento va a hacer estallar el Cielo en mil pedazos y todos van a morir (o volver a morir, si es que eso es posible). La Muerte le entregará a Cassiel un reloj que le permite viajar en el tiempo y así volver atrás para dar con la clave para impedir que toda la existencia se vaya al infierno. Para ello necesita hacerse con un artefacto creado por Dios y que es tremendamente poderoso: El Copón Bendito.
Ya sabemos, por los juegos anteriores, que esta Muerte es un auténtico desastre de deidad y que probablemente él esté detrás de este desastre, pero no nos queda otra que ponernos manos a la obra. Así, el juego se desarrolla dentro de un bucle temporal que dura seis horas. A las 12:00 de la mañana de ese martes hemos comenzado a jugar y será el comienzo de este bucle que termina a las 18:00, momento exacto en el que una horda de espectros entra en el Cielo y provoca este peculiar apocalipsis.
El juego es una aventura narrativa, así lo definen sus propios creadores, pero como ya hemos dicho tiene muchos elementos de las aventuras gráficas clásicas. Tenemos que hablar con diferentes personajes, intentar disuadirlos para que nos digan lo que necesitamos o nos den algún objeto, tenemos que explorar algunas localizaciones y, sobre todo, resolver situaciones, puzles o pequeños acertijos para hacer continuar la historia. Es cierto que todo esto con una dificultad muy moderada, resoluciones lógicas y sencillas para seguir centrándonos en disfrutar la historia. Una historia que está fabulosamente escrita y narrada, con unos diálogos desternillantes y unos personajes fabulosamente construidos.
Pero toda esta narrativa se va resolviendo con nuestros constantes saltos temporales, tanto al pasado como al futuro. Vamos a tener que saltar muchas veces, corregir muchas situaciones, llegar muchas veces a las 18:00 y ver arder toda la existencia varias veces para reflexionar, ver dónde hemos fallado y volver a empezar. Al final, todo nos conduce a realizar el bucle de manera correcta, en todos y cada uno de los momentos del día, lo que nos dará esos objetos necesarios, la conversación perfecta para sonsacar información a ese personaje y todo en su justo momento y forma para que cuadre. Es como un puzle gigante espacio-temporal de situaciones que nos lleven, una vez completado, a salvar al mundo.
Y hay que dejar claro que la mecánica es tremendamente sencilla y el juego nos ayuda constantemente a no perdernos en esto de viajar en el tiempo. El reloj nos permite realizar marcadores temporales, que nos permitirán volver a ese momento preciso en cualquier momento, y la Muerte siempre está ahí para aconsejarnos el siguiente paso si nos atascamos. Además, una vez que hemos logrado algún objetivo clave que hace avanzar la narrativa, no tendremos que volver a repetirlo, aunque viajemos atrás en le tiempo y rehagamos coas. Este evento canónico ha quedado registrado en el reloj y está condenado a completarse. También, el juego nos permite saltar conversaciones largas, yendo directamente al grano, una vez que las hemos realizado bien una vez, con las habilidades de conversación de Cassiel. Pero cuidado con pasarnos con esto, que podemos ofender a nuestros interlocutores y que se nieguen a colaborar con nosotros.
Con todo esto el juego construye una historia muy divertida, con toques absurdos estilo Monty Phyton, y una imagen muy mundana del cielo (o los cielos, porque también aparecen versiones nórdicas de este), el infierno y demás planos de la existencia. Los ángeles, demonios, santos y demás personajes divinos no tienen demasiado aspecto celestial, sino más bien corriente y mundano. Si no supiéramos que es muy complicado por el origen noruego de sus desarrolladores, diríamos que este Cielo ha tomado un poco de inspiración de la genial película de José Luis Cuerda ‘Así en el cielo como en la tierra’.
A nivel técnico nos encantan los gráficos estilo cartoon que le dan a todo un aspecto de serie moderna de animación y las voces, en inglés, tienen un nivel excepcional. Como ya hemos dicho, contamos con subtítulos en castellano para seguir los delirantes diálogos y conversaciones. The Holy Gosh Darn está disponible en todas las plataformas: PlayStation 5, Nintendo Switch, PlayStation 4, Xbox One, PC y Xbox Series X/S.
Lo hemos pasado muy bien con esta aventura delirante y sarcástica sobre la vida y la muerte. La narrativa y la jugabilidad están fantásticamente ligadas y funcionan a la perfección y las resoluciones de situaciones son sencillas para no atascarnos pero con un punto de desafío que nos hace darle un par de vueltas hasta quedamos con la solución. y todos los intentos son divertidos y aportan nueva información y situaciones divertidas para enriquecer la experiencia. Esta tercera aventura de estos locos indies noruegos puede disfrutarse sin haber jugado las anteriores pero estamos seguros de que, cuando la completes, irás corriendo a hacerte con las precuelas.
85/100