Tras diez largos años desde aquel Inquisition, llega la cuarta entrega de la saga Dragon Age y lo hace revitalizando la serie y el propio nombre de su estudio, Bioware, que en sus últimos juegos había perdido un poco de esa chispa que lo convirtió en una de las compañías más queridas de esta industria para millones de seguidores.
Este Dragon Age: The Veilguard rescata lo mejor del RPG de fantasía oscura de la saga, nos devuelve a muchos de sus personajes, su lore y sus misteriosas tierras en el mundo de Thedas y lo hace todo tomando una serie de decisiones realmente arriesgadas. Pero quien no arriesga no gana y quien no se renueva, muere. Y Blizzard ha aprendido la lección.
Dragon Age: The Veilguard, la cuarta entrega de esta famosa franquicia, es una obra que desborda pasión y detalle, y que retoma elementos icónicos de BioWare para entregarnos una experiencia RPG a la altura de lo que demandan los más veteranos pero adaptado también a los tiempos y accesible para casi cualquier tipo de jugador.
Con un estilo artístico más estilizado y menos realista que entregas anteriores y un sistema de combate más directo y menos complejo, esta cuarta entrega de Dragon Age puede no contentar a todos los fans pero es un RPG robusto, optimizado al detalle, que ofrece de 40 a 100 horas (depende de lo que te recrees en el juego) de épicos combates y una historia (compuesta por muchas historias) que merece la pena vivir. Métete en la piel de Rook, quien quiera que sea, y salva el mundo de Thedas de un terrible peligro. Pero hazlo apoyado en tus increíbles compañeros de equipo, la mejor parte de este juego, sin duda alguna.
La narrativa de la saga Dragon Age es uno de sus puntos fuertes, y sus historias y profundos personajes son los principales motivos por los que nos hemos mantenido pegados decenas de horas a sus distintas entregas. Y este nuevo capítulo no es una excepción. Veilguard inicia su relato después de los eventos de Dragon Age: Inquisition y su épilogo, el DLC Trespasser. En un intento desesperado por frenar a Solas, el Lobo Terrible, antiguos aliados de la inquisición como Varric y Lace Harding se adentran en la capital de Tevinter, donde el hechicero planea un ritual para rasgar el Velo (esa capa que protege el mundo de los antiguos y destructivos dioses élficos), un ritual que podría desencadenar el fin de Thedas.
La narrativa en Veilguard sigue siendo oscura, profunda y, sobre todo, repleta de esas decisiones que tanto caracterizan a la saga: de nuevo nuestras constantes elecciones son un complejo árbol de probabilidades que alterarán el destino de nuestro personaje y, en cierto modo, el de este mundo de fantasía.
Antes de sumergirnos en esta profunda y emocionante epopeya, BioWare nos da acceso a uno de los creadores de personajes más detallados de su historia. Me encantan los editores de personajes de los RPG y en este me he pasado más de una hora dando forma a la apariencia, género, raza, clase y trasfondo de Rook, el protagonista de esta entrega. Por supuesto, esto es Bioware, y la personalización se extiende a los pronombres y a las facciones de procedencia, lo que añade una capa extra de inmersión y contextualización para los fans.
¿Quieres un duro guerrero de los Dragones Sombríos? ¿Un mago intrigante del círculo de Tevinter? Veilguard no escatima en opciones para personalizar a fondo a Rook, un personaje al que podemos asignar un trasfondo entre varios disponibles, pero que es cierto que, de primeras, parte con desventaja en lo que a popularidad se refiere, con el resto de personajes heredados de entregas anteriores.
Muchos fans pueden pensar que el protagonista que encarnamos es un ‘don nadie’ que no sabemos muy bien de dónde ha salido, pero en realidad la aventura cuenta con un protagonista colectivo, el grupo de héroes que se forma para salvar Thedas. Y aquí todos y cada uno de los personajes son verdaderos protagonistas.
Y es que, como ya hemos dicho, los distintos personajes que irán formando parte del equipo son los que se llevan todo el protagonismo y son una de las mejores partes del juego. Todos ellos cuentan con trasfondos e historias fabulosas que el juego sabe aprovechar, ya que contarán con arcos narrativos propios que tendremos que explorar y vivir en distintas misiones.
Un juego de rol que da tanta importancia a los trasfondos, historias, alianzas y demás detalles de cada personaje genera un mundo mucho más consistente, una historia mucho más profunda e inmersiva. Y de esto Vailguard va sobrado. Nuestras confidencias con Varric, las discusiones con Harding, los desacuerdos con Neve, Bellara, Taash o Lucanis, todo va construyendo una experiencia única que te hace sentir al frente de un grupo único, a los que terminas cogiendo mucho cariño tras 30 o 40 horas luchando codo con codo.
Y si te lo estabas preguntando, sí, para los amantes de los romances en Dragon Age, en The Veilguard también el ‘amor está en el aire’. La química que puedes construir con tus compañeros resulta de lo más gratificante, y los resultados son todo lo variado e imaginativo que puedas imaginar. Podrás mantener una relación afectiva con quien quieras y se deje y mantenerla a lo largo del juego. Y esto hace que la relación entre los miembros del grupo se vea alterada, claro está.
El mundo de The Veilguard está mucho más acotado, es más pasillero si queremos llamarlo así, que lo que experimentamos en Inquisition. Pero está tremendamente bien diseñado. Es cierto que está dirigido a una experiencia más directa y donde prima menos la exploración, aunque esta no se elimina del todo. Las diferentes regiones y ciudades tienen las ramificaciones justas para darnos un poco de libertad para buscar cofres y recursos y algunas sorpresas y misiones secundarias.
No hay un mundo abierto, pero esto también consigue que todo esté lleno de detalles, lleno de personajes y de vida. El mundo abierto de la entrega anterior estaba un poco vacío y eso al final afecta a la experiencia RGP.
Aquí cada región tiene su propio lore y ambientación única, desde las intrincadas callejuelas de la capital de Tevinter hasta los antiguos templos de Nevarra. BioWare ha optado por un sistema de diseño de niveles más concentrado, que nos permite explorar sin sentirnos abrumados por mapas abiertos sin vida. En lugar de un vasto mundo vacío, encontramos áreas compactas, llenas de secretos, misiones secundarias y facciones para aliarse (o enfrentarse), lo que convierte a cada paso en una oportunidad para descubrir algo nuevo. Y todo está conectado con la historia de alguno de los personajes del grupo y toma sentido y añade matices y giros inesperados a la historia general del título.
El apartado visual de Veilguard es, bajo mi punto de vista, una maravilla. Ya hemos dicho que BioWare ha apostado por un estilo menos realista, más estilizado y caricaturesco, lo cual le da un toque único que puede no ser del gusto de todos. Sin embargo, una vez que te acostumbras, resulta encantador y distintivo. Desde los imponentes paisajes de Rivain hasta las enigmáticas ruinas de Arlathan, cada zona está meticulosamente diseñada para sumergirte en la atmósfera.
Los personajes, a pesar de su estilo algo 'cartoon', logran expresar emociones de manera convincente, aunque en algunos enemigos esta estética les quita algo de impacto visual y puede que pegue un poco menos con la atmósfera oscura de la saga. Pero, en mi humilde opinión, el trabajo artístico es una auténtica pasada.
Y al apartado gráfico le ayuda el tremendo apoyo del apartado sonoro. Los efectos de sonido están meticulosamente detallados: el choque de espadas, el aleteo de los dragones y hasta el sonido de tus botas sobre el barro contribuyen a la inmersión. La banda sonora, con nada menso que Hans Zimmer y Lorne Balfe detrás, combina temas épicos y emotivos, reforzando cada momento clave de la historia. Las interpretaciones de los actores de voz (sólo en inglés) son fabulosas.
El combate en Veilguard ha recibido una actualización bastante importante y ha mutado hacia. Abandonando el modo más táctico que destacaba en entregas anteriores, aquí la acción se enfoca más en el tiempo real, aunque seguimos teniendo un botón de pausa que nos permite dar algunas instrucciones a nuestros camaradas de armas. El combate es directo y muy divertido y permite pasar rápido de los ataques a distancia a los taques cercanos, mientras desplegamos nuestras habilidades más poderosas en espectaculares animaciones.
La cámara funciona a la perfección y los compañeros aportan su punto de ayuda. Es cierto que no podemos manejar sus acciones de manera directa, pero si podemos darles algunas pequeñas indicaciones tácticas para que supongan una ayuda real (pedir que nos restauren la salud, que se concentren en algún enemigo concreto o que combinen sus habilidades para conseguir ataques más explosivos). Los compañeros no pueden caer en combate, y esto es algo un poco raro, ya que si nosotros caemos la misión se termina.
Las enormes opciones de personalización se extienden al árbol de habilidades del juego, que nos permite ir construyendo al personaje que queremos, especializándolo a nuestro gusto. Utilizando los puntos de experiencia al subir de nivel iremos desbloqueando nodos que nos permiten llevar al personaje al punto justo como a nosotros nos guste jugar. He disfrutado moldeando a mi mago elfo, mezclando su especialización en la magia de control con las tradicionales artes mágicas dominadas por los Dragones Sombríos.
También podemos moldear a los compañeros, aunque con un nivel menor de detalle que a Rook. Podemos cambiar sus armas, su equipo y su aspecto e ir potenciando y mejorando sus habilidades en un árbol más modesto pero también muy interesante. Mejora a los miembros de tu equipo a tu gusto, para que se adapten a tus preferencias en combate y luego elige a los más idóneos para acompañarte en cada misión.
En Dragon Age: Veilguard, cada elección importa. La historia se adapta a nuestras decisiones, y tanto los diálogos como las acciones tienen repercusiones a corto y largo plazo, afectando tanto a las relaciones personales como al destino de Thedas. Las decisiones no son blancas o negras; aquí no hay respuestas “correctas”, y cada acción tiene sus pros y contras. Esta complejidad moral es una de las mayores fortalezas del juego y es un sello distintivo de Bioware. Nosotros decidimos cómo queremos tratar a cada personaje, qué tipo de relación queremos tener con él y hacia dónde queremos que vaya la aventura.
Por supuesto, las decisiones críticas que cambian la historia del juego y el protagonista de manera radical son sólo un puñado y se concentran sobre todo al principio de la aventura y en los compases finales. Pero no haremos ningún spoiler.
Dragon Age: The Veilguard no solo es un excelente RPG; es el regreso de BioWare a sus raíces, con personajes profundos y entrañables, un rico mundo de fantasía cargado de historia y decisiones difíciles que te harán dudar de cada una de tus acciones. Los cambios en el sistema de combate, que pierde algo de componente táctico, la acción más directa y accesible y el arriesgado cambio en el apartado artístico pueden no llegar a convencer del todo a algunos fans más veteranos de la saga, pero las mejores narrativas, personajes y lore de Dragon Age brillan aquí con más fuerza que nunca. Si eres fan de los RPG de fantasía occidentales, de la propia saga Dragon Age o simplemente disfrutas de una buena historia, Veilguard te ofrece una aventura que recordarás durante mucho tiempo.
Lo mejor
Lo peor
93/100