La inspiración en personajes de cuentos míticos es el primer hilo para convertir a todos los protagonistas en combatientes de Ravenswatch. El cooperativo creado por Passtech Games es un redescubrimiento del roguelike con uno de los mejores cooperativos de todo 2024. Combatir con Caperucita, Aladín, Gepeto o Wukong es sólo el primer bocado de esta genialidad.
En una review el perfil subjetivo del periodista es total cuando se trata de analizar desde primera persona un juego, pero con Ravenswatch me sumerjo varios niveles más. Lo hago porque es un juego hecho exactamente para mí como jugador que va más allá en el género superando a Hades II, por la nostalgia que subraya, por la jugabilidad y por el co-op.
Ravenswatch llega el 28 de noviembre a PlayStation y Xbox después de un acceso previo en PC donde lleva un par de meses en Steam. Ahora el título abraza el mando con una adaptación perfecta para potenciar cada uno de los nueve héroes inspirados en las leyendas de Perrault, los hermanos Grimm y Andersen.
El juego propone un mapa renovado a lo roguelike en cada partida con una división en tres actos con diferentes jefes a batir. Hay una cuenta atrás dividida en tres que separa noches y días con su correspondiente adaptación en habilidades, sinergias y aparición de monstruos. Y el único requisito es tomar el máximo de poder posible gracias a la exploración de la zona antes de que el boss reclame tu presencia.
En el transcurso de las noches las plumas de cuervo salvan vidas con determinadas resurrecciones por mapa. A partir de ahí el paseo por la niebla es una aventura constante para subir de nivel, mejorar estadísticas y sobre todo decidir cuál es el mejor lugar para potenciar a nuestro protagonista. Un baúl con mejoras, un miniboss, una misión para ayudar a un aldeano o un grimorio por descubrir. El cóctel es total y funciona a la perfección.
Uno de los mayores valores de conocer el mapa es el viaje. La posibilidad de descubrir pequeños campamentos de cuervos a los que teletransportarse en cualquier punto de la partida permite un extra. La tensión por llegar a todos los puntos posibles aumenta las posibilidades de conseguir esa llave para el boss o esa mejora para cerrar bien la run.
El primer triunfo de Ravenswatch va más allá de la jugabilidad de cada héroe y pasa por la variedad de formas para atraer al jugador en esa exploración. Los creadores de Curse of the Dead God y Master of Anima consolidan aquí un proyecto con misiones, retos, tiendas y minijefes entre otras tantas acciones. Siempre diferentes tanto por la evolución del personaje propio como por la generación automática del mapa.
El juego es adictivo como pocos. Es el especial atractivo del roguelike, pero en este caso también de cómo se forma la escena. El combate es único en cada personaje pero además se siente totalmente cambiante según las activas, pasivas y la toma de decisiones. Y es habitual en una escalera hacia el cambio dentro del género, pero es especialmente satisfactorio.
Primero por las posibilidades del cooperativo pero segundo por el descubrimiento constante hasta ampliar la jugabilidad. El concepto de esconder habilidades futuras por niveles junto a la narrativa del propio héroe salido del cuento expande algunos secretos muy divertidos. Cada subida de nivel permite un desbloqueo muy particular que bien merece la atención de un par de minutos para bajar el suflé de la run y disfrutar de una trama sencilla que acompaña cada partida.
Esa intrahistoria está muy lejos de llegar al nivel de un Hades, por jugar en la misma liga en género y estilo de juego, pero tiene tintes similares. La continuidad permite redescubrir esa otra cara de personajes capaces de luchar contra la oscuridad. Y luego entra el plano, la perspectiva y los modos.
La vista cenital equipara el juego con miles de referentes como pueden ser Hades o Diablo según las aspiraciones de cada jugador. En este caso probamos el juego directamente en consola sin pasar por PC y la experiencia es sublime, haciendo además la aventura perfecta para aquellos que tienen momentos limitados para echar partidas sueltas.
Mientras escribo las líneas sigo pensando cuál puede ser la siguiente build para hacer de Hamelín un DPS perfecto para el próximo cooperativo. Si un título llega a ese punto cuando no paras de recomendarlo a tu grupo de siempre, es que ha exprimido por completo las ganas de compartir experiencias.
Ravenswatch ofrece eso en píldoras tan efectivas como diferenciales, porque ofrece lo mejor del género en un cooperativo perfecto. El uso de habilidades exclusivas para el cooperativo y la cucharada de dificultad independientemente al avance es café para los más cafeteros, una puerta abierta a redescubrir el juego de mil maneras.
Lo mejor
Lo peor
90/100