Assassin's Creed Shadows, la esperada resurrección de la saga

Siendo o no fan de la saga, lo cierto es que Assassin's Creed Shadows es una de las gratas sorpresas de este año. Un majestuoso título que, sinceramente, es todo aquello que muchos llevábamos años esperando. Y aunque Ubisoft es dada a numerosos inconvenientes dentro de sus genialidades, la encomiable labor de esta nueva entrega rebosa un enorme cariño que dan como resultado el poder disfrutar de uno de los mejores juegos de la franquicia.

Y sí, lo decimos sin complejo alguno. Por supuesto no podemos hablar de la solemnidad de Altair, o de los juegazos de Ezio Autidore. Pero desde que se dio el salto al RPG de mundo abierto, buena parte del espíritu se perdió. Y aunque Origins y Odyssey fueron grandes juegos, especialmente el de Kassandra, la sensación era la de poder disfrutar de un buen juego, entretenido, pero que tampoco nos hacía sentir nada extraordinario. Algo que ha cambiado radicalmente con Shadows.

Ese mar de recuerdos fragmentados que es el Animus es cada vez más difícil de seguir, hasta el punto que es normal el haber abandonado la saga en algún momento. Son 'demasiados' juegos principales lanzados a un endiablado ritmo, las cosas como son. Pero si este es tu caso, no podemos no recomendarte que dejes esos prejuicios a un lado y te lances de cabeza a por esta nueva entrega.

Dos protagonistas para dos juegos radicalmente diferentes

Yasuke y Naoe vienen de mundos totalmente distintos. Una es una joven shinobi de una tranquila aldea y el otro es un forastero llevado como esclavo una tierra extranjera donde es el evidente centro de atención. Dos personas totalmente irrelevantes para los señores feudales en plena guerra por la disputa de Japón, pero cuyas manos le darán forma al destino del país. Y hasta aquí nuestro análisis de la historia, pues lo mejor es descubrir nosotros el pasado, presente y futuro de cada uno de los personajes.

A un lado, tenemos a Yasuke, un poderoso samurái cuya fuerza bruta hace que todo encuentro sea violento y sanguinario. Su corpulencia le permite incluso acceder a sitios destrozando puertas. Pero por el contrario, la escalada no es su punto fuerte. Y al otro lado del ring tenemos a Naoe, una virtuosa del sigilo y la agilidad que se desenvuelve tan ligera como una pluma para aprovechar cada rincón como un arma desde la que acechar, pues sufre más en enfrentamientos directos.

Esta dualidad no la habíamos tenido nunca en la saga. Que si bien en Odyssey y Valhalla podíamos elegir el género de nuestro personaje, o en Syndicate jugábamos tanto con Jacob Frye como con Evie Frye, el gameplay era exactamente el mismo. En Shadows podemos elegir entre la experiencia más puramente Assassin's Creed con Naoe, o elegir un modo mucho más brutal con Yasuke propio de sagas como God of War.

Lo mejor es, que elijamos a quien elijamos en cada momento, es la sobrecogedora historia en común de Yasuke y Naoe. Poco a poco, especialmente en minijuegos y misiones secundarias, iremos descubriendo cómo han ido llegando ambos a esta situación. En una de las narrativas más potentes de la saga Assassin's Creed, contada de una forma medida al milímetro. Lo que hace que vivamos cada momento con una gran emoción.

Una exploración mucho más manual e inmersiva

Por primera vez desde que la saga dio el salto al RPG de mundo abierto, en Assassin's Creed Shadows no tendremos águila para explorar y marcar objetivos. Senu, Ícaro, Synin y Hytham quedan atrás para dar paso a un tipo de exploración que bien recuerda a la Hermandad de Asesinos. Aunque su utilidad no la podremos trasladar al combate, si no que se limita únicamente a la exploración sobre el mapa. Lo que hace que la experiencia sea mucho más real e inmersiva. Pues al igual que a los miembros de la Hermandad los mandábamos a misiones a por recursos, teniendo que esperar a que regresasen, aquí sucede lo mismo pues los exploradores destinarán una estación completa a ir y volver del lugar elegido para explorar. El juego posee un Modo de Exploración Guiada mucho más simplificada, pero lo cierto es que le quita toda la gracia a este asunto.

Pero no solo de exploradores depende todo, la mayor parte del trabajo debe ser nuestra. Al subir a las Atalayas podremos ver iconos de lugares descubiertos o sin descubrir que no aparecen en el radar por tener una imagen de juego más limpia. Debiendo recurrir al mapa y a los marcadores para ir de un lugar a otro. Algo en lo que la información que podemos recibir en eventos aleatorios también influye. De modo que si te encuentras con un civil en peligro, ayúdale que siempre nos será rentable. Aunque lo que sí tendremos es la vista de águila para revelar objetivos cercanos, debiendo de marcarlos manualmente. Aunque solo la tendremos disponible con las habilidades shinobi de Naoe. Mientras que Yasuke va más descubierto en todos los sentidos.

Esta mayor dificultad para explorar es doble, ya que en Shadows no encontraremos grandes llanos ni dunas desérticas. Estamos ante un mundo enormemente frondoso y repleto de terrenos escarpados. Esto nos obligará a dar numerosos rodeos en los que poder descubrir otros rincones del mundo. Pues ni siquiera con Naoe es todo escalable ni transitable. Lo que aporta aún más realismo a todo este mundo, repleto de una naturaleza viva tanto de flora y fauna. En el que cada sonido de una brizna de aire, además de una enorme potencia gráfica, enriquece toda la experiencia a un nivel nunca visto en la saga.

Una superlativa belleza visual en un mundo vivo que da gusto admirar

Aunque puede que sea lo de menos en títulos donde la historia nos conmueve y nos invita a seguir descubriendo cada rincón, lo cierto es que su apartado gráfico roza la locura. Vale que no estemos en un mundo donde podamos cazar cada ave, mamífero o pez como en Red Dead Redemption, pero si uno se pausa a ver la belleza del mundo, puede pasar horas infinitas sin hacer nada, simplemente disfrutando del paisaje.

Subirse a una atalaya cerca de una ciudad y ser testigos de cómo sus ciudadanos tienen vida y van de un lugar a otro, también de noche, donde la proyección de sombras es algo realmente bárbaro. Pero igual de sobrecogedor es pararse en mitad de un prado y dejar que pase el tiempo, siendo testigo de cómo el viento mueve las hojas y hasta el polen de las flores. Ver pasar el tiempo y cómo también los insectos vienen y van en función de si es de día o de noche, es algo que conmueve. Acompañado todo de una de las mejores bandas sonoras de toda la saga, perfecta y acorde a cada momento, a cada región y a cada personaje. Siendo también clave en todo lo que logra transmitir el juego.

Su enorme rama de secundarias repleta de pequeñas y grandes historias

Además de las sobrecogedoras historias de Naoe y Yasuke, el pueblo de Japón es realmente el que está sufriendo ese juego entre señores feudales que poco o nada se preocupan por ellos pese al discurso de libertad. Esto hace que nos encontremos con numerosas historias, en los que se nos da la opción de ayudar a cada pueblo a resolver sus diferentes problemas. En ocasiones es un simple problema de bandidos, fácil de resolver. Pero en otras muchas se nos abrirá otra rama de objetivos poderosos a los que hacer frente para liberar a una ciudad de su yugo.

Además, como parte del realismo de esa exploración de Assassin's Creed Shadows, al adentrarnos en zonas importantes que no sean objetivo, por ejemplo para acumular riqueza, puede adelantarnos algunas de esas tramas. Aunque siempre lo percibiremos como organizaciones desconocidas hasta que descubramos quiénes son y el por qué de sus actos. Algo muy sencillo de ir encontrando si somos completistas al querer queremos colarnos en cada rincón de cada ciudad que descubrimos.

Esa mezcla de eventos aleatorios, con una profunda rama de secundarias, no solo alargan la experiencia de juego para el 100%, si no que lo hacen con mucho sentido y buen hacer. Lejos de ser misiones de relleno o de favores, que también las hay, por supuesto, en muchas ocasiones nos ayudan a conocer más el mundo en el que vivimos. Enriqueciendo así la experiencia de juego.

Conclusiones de Assassin's Creed Shadows

En resumidas cuentas y como hemos comentado, Assassin's Creed Shadows da un enorme salto de calidad con respecto a los últimos títulos de la franquicia. Y no nos vamos a atrever a comprar con los mencionados Altair, Ezio o incluso Edward Kenway. Pero lo cierto es que su historia es una de las más profundas, completas, inmersivas y que más logran transmitir de toda la saga.

Como bonus adicional, esa experiencia puede ser mucho más inmersiva con dos modos opcionales que seleccionar al comienzo de la aventura. El primero es el modo inmersivo que activa las voces en versión original (mayoritariamente japonés, con algunos ciudadanos portugueses que habitan ya en el país nipón). Así como con el modo canon, que hará que juguemos a la experiencia original sin tomar ninguna decisión a nivel de historia. En la que algunas veces eso influirá en si alguien muere o continúa con vida el resto del juego.

Plataforma analizada: Xbox Series X

Lo mejor

• Una gran historia que engancha y emociona desde el primer minuto, contada de una forma y a un nivel muy pocas veces alcanzado en la saga
• Su solemne ambientación, tanto urbana como rural
• Su exploración mucho más inmersiva y manual, teniendo que gestionar recursos
• La libertad de gameplay en la dualidad de personajes y el cuidado máximo en cada uno de ellos

Lo peor

• Su enorme rama de secundarias, aunque fantástica, puede resultar agobiante al ir desbloqueando tramas
• La pintura amarilla que, de momento, no se puede desactivar
• Cierta sensación de repetitivo a la hora de querer explorar y desbloquearlo todo

92/100