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Dios es celeste y juega con el nombre de Iago Aspas

Dios es celeste y juega con el nombre de Iago Aspas

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Alberto Bravo
Iago Aspas celebra uno de sus goles en el Celta-Huesca (Foto: EFE).
Iago Aspas celebra uno de sus goles en el Celta-Huesca (Foto: EFE).

Iago Aspas, alfa y omega, principio y fin del Celta. Este equipo da igual que lo entrene Mohamed, Cardoso o Unzué. Este es el Celta de Iago Aspas, con distintas ideas de juego, con distintos planteamientos, con balones en corto o en largo, da lo mismo, la medida del Celta la da Aspas. Este sábado ante el Huesca se quiso disfrazar de Dios y como tal hizo un gol para el recuerdo que cerraba un choque con más dificultades de las que muestra el resultado final.

El estilo de juego no se negocia, con esta frase Miguel Cardoso resumió su comparecencia en la previa a su estreno en Balaídos ante el Huesca. Y no se negoció porque el Celta buscó sacar la pelota jugada desde atrás atrayendo la presión, por momentos asfixiante, del conjunto oscense. La posesión era celeste pero las ocasiones para el Huesca.

El Huesca perdona

No había pasado ni el primer cuarto de hora cuando los de Francisco ya habían perdonando dos ocasiones clarísimas delante de Rubén Blanco. Primero Rivera cabeceó desviado completamente sólo y a escasos dos metros de la línea de gol tras un centro de Moi Gómez.

Posteriormente, en una gran arrancada de Moi Gómez habilitó a Ferreiro para ajusticiar, ya dentro del área de Rubén Blanco a un Celta de nuevo endeble en defensa. Ni Moi ni Ferreiro supieron leer una clarísima jugada que hubiese supuesto el 0-1 ante un Balaídos que empezaba temer por el resultado.

Las únicas réplicas en ataque era por parte de un Boufal tan individualista y anárquico como peligroso. El marroquí apareció, en el 18, por el costado diestro para driblar a su par y rematar al lateral de la red defendida por Jovanovic. La  presión de Huesca iba bajando de intensidad a medida que pasaban los minutos.

Los de Cardoso, sin hacer un buen encuentro iban sintiéndose más cómodos sobre el césped de Balaídos hasta el punto de estar cerca de anotar el primero en una buena acción entre Mallo, Juncà, Aspas y Boufal, con un taconazo de Aspas para el recuerdo.

Los de Cardoso suben una marcha

El duelo recuperaba temperatura con una durísima entrada de Musto sobre Aspas al que saltó Boufal como un resorte, la grada se encendía y los celestes lo agradecían subiendo la intensidad en el tramo final de una anodina primera mitad. El gol se olía en el ambiente, el Celta había puesto una marcha más al partido y en una acción de Mallo, tras iniciar la jugada Brais, Aspas sólo tenía que empujar el balón al fondo de las mallas de Jovanovic.

El Celta, que pudo marcar algún gol más antes del descanso, se iba con ventaja al marcador tras una primera mitad que sigue dejando muchas dudas en una defensa que concedió varias ocasiones claras a un Huesca que perdonó por su poca calidad, insuficiente para Primera División.

El Huesca buscó sorprender al Celta al comienzo de la segunda mitad primero con una acción de Ferreiro que se fue a córner y en ese lanzamiento de esquina con un cabezazo de Etxeita que superó a toda la zaga celeste. Un inicio que sembró algunas dudas en el juego vigués que enseguida se disiparon con el devenir de los minutos.

Los celestes se encontraban cómodos con el balón y los de Francisco llegaban cada vez más tarde a la presión. Las ocasiones de gol caían del lado local, especialmente desde un costado derecho donde Mallo, Brais y Boufal creaban superioridad.

Brais Méndez, en el 70, perdonaba un cara a cara ante Jovanovic que hubiese supuesto la sentencia de un choque en el que el Celta se dirigía a los minutos finales con un Huesca sin ideas pero a un sólo gol de distancia.

Dios es celeste y juega con el nombre de Iago Aspas

El Celta es lo que Iago Aspas quiera, y Aspas es el mejor delantero español de la actualidad a una distancia sideral del resto. En una carrera sostenida con Akapo de más de 40 metros se hizo con el esférico, rompió al guineano, para cacacolear delante de Jovanovic y marcar un gol antológico que resume la esencia del moañés.

Tras el gol del moañés nada más había que pelear sobre el césped, Aspas fue el factor diferencial entre un Celta que sigue en proceso de construcción y un Huesca donde Francisco le pone más ganas que muchos de sus jugadores.

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