La fórmula zaragozana
Nos lo dijo el profesor de plástica en sexto de Primaria cuando el primer día de clase le hicimos la inevitable pregunta: "¿Con qué equipo vas?" Gesto de indiferencia y la sentencia: "Con ninguno. El fútbol es un negocio y ningún equipo juega con gente de la ciudad que representa". A nadie le convenció la respuesta pero desde entonces adquirí un hábito: contar los zaragozanos del Real Zaragoza. Por aquel entonces, Cani, César Láinez, Soriano y Cuartero. Eran pocos, así que añadí a Aragón sólo por el nombre. De normal, poco sabor zaragozano. Como en el juego de la silla, unos se iban para que entraran otros. Así, Soriano se marchó pronto, Láinez se retiró y Cani puso rumbo a Villarreal. En 2004 apareció en nuestra vida Alberto Zapater, y nos hizo ilusión una tarde que nos lo encontramos por la calle mirando escaparates, pero pocos más de la tierra pasaron, y la mayoría no duraron mucho.
De todas formas el tópico "uno de los nuestros" y el recuento de zaragozanos quedaban muy deslucidos en aquellos buenos viejos tiempos, con foráneos como Savio, los hermanos Milito, Aimar, César Sánchez, Galletti... era un orgullo ver cómo David Villa plantaba su bandera de Asturias en la foto de la final de la Copa del Rey de 2004, en serio, teníamos la Copa, qué más daba los zaragozanos que hubiera en la plantilla, profesor. El asunto dejó de hacer tanta gracia en la era Agapito. Entre nombres foráneos y jugadores de dudosa procedencia y discutida calidad costaba mucho hallar talento aragonés. Gente que supiera ubicar Valdespartera o 'Cañones' en un plano de la ciudad. No fue por falta de calidad (casos de Lafita, Ander Herrera...), sino simplemente por los malos tiempos que vivía el Zaragoza. Por eso hoy en día se agradece contar que hasta nueve jugadores han tenido su sitio en el primer equipo. Los Lasure, Pombo, Linares, Zapater, Soro, Guti, Nieto, Clemente y Delmás le dan sabor zaragozano a un club más local que nunca. Con ellos el ascenso al Cielo está más cerca que nunca. Un rumbo demandado y con cierta lógica, sólo hay que hacer un repaso de otros equipos que cuando besaron el barro fueron levantados por chavales de la casa.
La 'tierra', sinónimo de éxito
La Real Sociedad (ascenso en 2010 con Carlos Martínez, Ansotegi, Zurutuza, Mikel González, Xabi Prieto, Griezmann, Bergara, Agirretxe, Elustondo, Labaka y Zubikarai) no sólo salió del fango gracias a sus canteranos sino que todos los nombrados estaban en su excelso cuarto puesto de 2013 que les llevó a la Champions. Otros equipos como Celta de Vigo (Iago Aspas, Hugo Mallo, Oubiña, Sergio Álvarez...), Osasuna (Roberto Torres, Oier, los hermanos Flaño y García... comandados por Martín Monreal), Sporting (Nacho Cases, Carlos Castro, Sergio, Meré...), Las Palmas (David Simón, David García, Jonathan Viera, Momo, Tana, Valerón...), o el Betis de Ceballos también se abrazaron a los suyos. Hace apenas cuatro temporadas el club blanquillo no llegaba a los cuatro zaragozanos en la primera plantilla. Por fin ha llegado el momento de dejar de tenerle envidia a otros equipos.
La fórmula zaragozana no sólo se limita al campo: Iván Martínez hace maravillas con el juvenil, Lalo Arantegui (Casetas) apuesta por la cantera y el mejor entrenador de la historia blanquilla, Víctor Fernández (Oliver), saca lo mejor de ellos. Y eso por no hablar de tantos muchos otros como Ramón Lozano o Ángel Espinosa.
Las bajas de Lasure (zaragocista de corazón) y Pombo (artista impredecible al que no todo el mundo entendió, y que acabó extraviado) quedan restañadas por el gran juvenil que viene. La renovación de Francho Serrano le alegró el inicio del confinamiento a más de un zaragocista: "Es el jugador que todo entrenador querría. Es perfecto tácticamente", le contaba Iván Martínez a ElDesmarque hace unos meses. Y es que cuando acabe la pesadilla del Coronavirus, Zaragoza ya tendrá una victoria asegurada: poder volver a disfrutar de sus chicos. Y de los Javi Ros, Eguaras, Ratón, que ya hablan casi con acento maño. Y qué decir de Cristian Álvarez, del que algún día tendrá que contarse todo el bien que le está haciendo a la ciudad de Zaragoza, y no sólo bajo palos cuando se pone los guantes.
