El Zaragoza no despierta de su pesadilla
Sigue el drama en La Romareda, donde el Zaragoza es incapaz de despertar de su pesadilla. Está vez el verdugo fue el Dépor, en un partido feo. Hubo un tiempo en el que un Real Zaragoza-Deportivo era un motivo de disfrute. Duelos de cuartos de final en la Recopa, de estrellas como Diego Milito, Aimar, Milosevic, Villa, Mauro Silva, Tristán, Rivaldo, e incluso por ganar la Liga, como en el año 2000. De aquello sólo quedan la nostalgia y los archivos de hemeroteca. Ahora son dos clubes que vagan por Segunda, cada cual con sus tribulaciones y fantasmas. Atenazados por el miedo a perder, protagonizaron un partido desabrido y aburrido en muchos momentos. Son las ruinas de dos equipos a los que la presión del deber de volver a ser lo que eran les impide llegar a ello. Al final, una muy dura derrota y un descenso que podría ponerse mucho más cerca.
Un encuentro que comenzó con la entrada de Papunashvili en el once como sustituto de Soro como gran sorpresa. El georgiano le dio electricidad al choque en uno de los primeros balones que tocó. Así llegó en el minuto cinco la primera tarjeta amarilla del partido: tras una arrancada de Papu y Marc Gual que el central Martí tuvo que cortar por lo sano. Un zurdazo de Pep Biel en la frontal que atajó Dani Giménez sin problemas fue la siguiente jugada de peligro de un Zaragoza que llevaba el dominio del partido. El equipo aragonés tocaba y tocaba ante un Deportivo algo apático, que apenas pisó una vez los dominios de Cristian Álvarez en los 20 primeros minutos.
Primera parte insípida
Una amarilla a Íñigo Eguaras (más que dudosa) y un par de ocasiones de Marc Gual y otra de un Álvaro Vázquez sin veneno fueron lo más interesante de un inicio de partido algo soso. El Deportivo se animó pasados los primeros 20 minutos, cuando le obligó a Verdasca a hacer dos cortes providenciales delante de Cristian (en los dos pidieron penalti por mano, y no lo pareció).
El Deportivo se vino arriba y empezó a buscar desbordar por las bandas y a pisar área, eso sí, con la misma falta de veneno que el Zaragoza. Los dos peleaban contra sus propias angustias, los aragoneses por despertar de su eterna pesadilla y los gallegos por volver a funcionar como un equipo. Borja Valle, Carlos y Quique amenazaban la puerta de Cristian sin encontrarle. Como cuando en el 40 Carlos encontró a Valle para que este se quedara a las puertas de hacer el 0-1. Sufría Delmás ante las acometidas de los de arriba con la ayuda del lateral izquierdo Saúl, y hacía demasiado tiempo que los delanteros no tocaban un balón prometedor. Al final los 22 jugadores se marcharon al vestuario en el descanso tras haber protagonizado la nada más absoluta.
El ritmo del inicio de la segunda mitad fue igual de cansino. Tras unos diez primeros minutos sin sobresaltos, el extenuado Papu le dejó su sitio a Raúl Guti. Vuelta fría al once la del georgiano, al que casi no se le vio. Un desbarajuste defensivo pasado el cuarto de hora acabó con un disparo de Biel con la diestra que Dani mandó a córner. Ritmo cansino, miedo a perder y errores individuales que desesperaban a la grada, cuyo enfado a veces hacían notar. En el 70 llegó el capítulo de todas las jornadas, el parte de lesiones: esta vez, Eguaras, tocado, le dejó su sitio a Javi Ros.
Pedro, la ley del ex... y el drama
Un tiro ajustado de Raúl Guti que no fue gol por poco precedió a la mejor ocasión de largo del Real Zaragoza: Pep Biel disparó una vez más desde la frontal y Dani paró con apuros. Marc Gual, con todo a su favor, disparó a la mano del arquero, que está vez sí que hizo un paradón. Quedaba por llegar lo peor: el exzaragocista Pedro saltó al campo en medio de una sonora pitada. Jugando por la derecha, hizo gol en el segundo balón que tocó. Edu Expósito le encontró desde la mediapunta y el alicantino le comió la tostada a un Nieto demasiado tirado al centro. 0-1 en el 84 y gestos entre la desesperación y la incredulidad en la grada.
Tocaba buscar la igualada, pero el tiempo se le escapó de entre las manos a un bloqueado Zaragoza. Su rival no hizo más para ganar, pero últimamente las cosas no salen en una Romareda donde hubo muchos pitos para los jugadores al final del partido. Tocará seguir remando, y, aunque no sea lo más recomendable, ver otros partidos esperando que los rivales directos pinchen...
