Castigados sin fiesta de fin de curso
La última cita de la temporada entre Real Zaragoza y Tenerife fue todo lo tranquila que se esperaba. Dos equipos que no gozaron de una fiesta de fin de curso pero tampoco sufrieron el funeral que en muchos momentos del año llegaron a temer. Simplemente estaban invitados a un compromiso pesado, al que hay que ir casi por obligación cuando en realidad desearías estar en casa o en cualquier otro sitio. Fue un trámite que pasó con más pena que gloria. Derrota por la mínima en un partido que pronto rodará hacia el olvido. Pero el escudo pesa, y mucho más tras un año de méritos deficientes...
Por eso el Real Zaragoza, como viene siendo habitual desde que llegó Víctor Fernández, salió al ataque. Un inocente disparo de Lasure en el minuto uno fue el preludio de una múltiple ocasión que desbarató el portero Galván con dos intervenciones providenciales ante Soro y Marc Gual. El portero, suplente habitual, se lució. Tras la arremetida, tocó amasar el balón y buscar combinar en campo contrario. El equipo aragonés tocaba y tocaba, buscando un último pase. Así, en el minuto 15 Lasure encontró con una asistencia profundidad a un Pombo que disparó al muñeco. A los puntos ganaba el conjunto aragonés.
Nieto, en una posición novedosa, de interior, fue el siguiente en probar a Galván, con un disparo raso. Acumulaba ocasiones el Zaragoza, pero la historia era la de siempre: la ausencia de gol. Del Tenerife, poco: primero una falta peligrosa que se estrelló contra la barrera; segundo, un cabezazo a saque de córner que paró Ratón con una buena estirada. Curiosamente, el gallego llevaba tiempo sin hacerlo (en los últimos partidos que jugó estuvo bien tranquilo). El Zaragoza se fue a echar la siesta en los últimos minutos de la primera parte: en el 39 Ratón volvió a hacer otra gran parada, esta vez a Nano Mesa.
Pájara tras el descanso
Tras el descanso el Zaragoza siguió bajando sus prestaciones. Nada más salir del vestuario se llevó un buen bofetón en forma de córner en el que Verdasca, una vez más, quedó retratado en la foto. Nano Mesa se zafó del portugués con un sutil empujón y remató de cabeza a las redes de Ratón. 1-0 y todo el trabajo de la primera parte al traste. Pudo ser peor dos minutos después: una arrancada del activo Nano desde casi el centro del campo terminó con un disparo del canario dentro del área que desbarató Ratón. En la siguiente jugada, nueva pájara tras un córner que casi significó el 2-0.
El héroe de los últimos partidos, el jugador de moda, Pep Biel, salió al rescate en sustitución de Nieto. Suya fue una de las mejores ocasiones: una falta sacada con rabiosa calidad que se estrelló en el poste. Por la pierna zurda del balear deberían pasar muchas de las opciones ofensivas del Real Zaragoza del año que viene. Pombo y Guti también tuvieron las suyas, y el equipo aragonés se estiraba buscando el gol. En ese contexto, a falta de 15 minutos entró Linares por un Gual que seguramente haya jugado sus últimos minutos como blanquillo.
El Tenerife también tuvo las suyas, e incluso pidió penalti por manos de Benito. Por lo demás, fue tiempo para que debutara Albert Torras como premio a su gran temporada en el filial, para que Biel siguiera creando en ataque y el Zaragoza buscara de manera lánguida su último gol del curso para darle una pizquita de salsa al gris final de temporada.
No pasó mucho más. El 1-0 quedará grabado para siempre en las bases de datos. En un lago de intrascendencia, con la melancolía de la dura temporada que cerraban, Tenerife y Zaragoza se mecieron mientras veían consumirse, segundo a segundo, las últimas cenizas de la temporada 2018-2019.
